Pepinos y tomates

Antonio Zoido
Escritor e Historiador

Causa sorpresa observar que una nación tan partidaria de los protocolos como Alemania, se los haya saltado a piola para usar como carnaza la contaminación en origen de los pepinos andaluces sin ni siquiera comprobar esa afirmación con una llamada a los organismos comunitarios y al gobierno español. La sorpresa es tan mayúscula que por la mente cruzan –igual que un rayo– el recuerdo de aquella operación para quedarse con la llave de nuestra industria energética poniendo a E-ON de accionista mayoritario de las eléctricas y el refrán diplomático de que la venganza es un plato exquisito para comérselo frío.

Causan perplejidad los silencios de las organizaciones empresariales y agrarias andaluzas, tan altivas y hasta belicosas con los gobiernos nacional y autonómico, y ahora paralizadas ante agresiones de esta envergadura, inermes ante una decisión tan mediática como la que ha tomado una cadena alemana de hipermercados de retirar esos productos de sus establecimientos en España, lo que puede dar pábulo a su injustificada teoría en Europa e, incluso, en otras comunidades autónomas de nuestro país.

Causa estupor ver esa foto de todos los periódicos, en la que Javier Arenas contempla ensimismado un pepino y un tomate para afirmar a continuación que las hortalizas andaluzas son las mejores del mundo y dar por finalizado su papel en esta crisis. El Partido Popular, que es el mayoritario en el Parlamento Europeo, y Rajoy, que mantiene unas relaciones muy fluidas (que ha hecho visibles frecuentemente) con Angela Merkel, ¿no pueden hacer nada? Prefiero creer que su mutismo no es sino producto de una escasa agilidad como gobernantes a que cruce por la mente la idea de que esperan que el hundimiento de las exportaciones lleve de nuevo a España a la recesión. Ese tomate causaría espanto.
(El Correo de Andalucía)

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