Antonio Felipe Rubio
Periodista
La composición de la Gestora que tratará de mantener en pie al PSOE de Almería hasta la celebración del Congreso ha dado lugar a todo tipo de comentarios. Por un lado, a unos les sorprende que esté comandada por dirigentes de Huelva y Granda; pero, por otro lado, tampoco les parece acertada la elección de los personajes almerienses. En definitiva, que cada uno tiene su versión y sus gustos personales, pero no observo la sensación del revulsivo que se esperaba tras la atrabiliaria dimisión de Diego Asensio.
La “dimisión” de Diego Asensio, después de conocer la abrumadora mayoría de firmas que daban por liquidada la Ejecutiva Provincial, entregaba un mensaje inequívoco de enfrentamiento abierto entre las familias socialistas de Chaves y Griñán. Las palabras de Asensio no se pueden entender sin un ardoroso y revanchista apoyo de Martín Soler, sin olvidar a los mentores y urdidores del ansiado desembarco del poder sevillano: Pizarro, Zarrías y los nuevos arribistas del Clan de Chaves. No olvidemos que las gravísimas declaraciones de Asensio se producen en sede oficial del socialismo almeriense y con la presencia del presidente provincial, Martín Soler, y la secretaria de Organización, Nerea Hernández. Eso sí, por si acaso, Martín apareció confundido entre el público asistente y nunca arropando a su secretario provincial como es costumbre en trascendentales y solemnes declaraciones de alcance.
No creo que Asensio y compañía se hayan lanzando a un suicidio irreversible; algo traman, y alguna carta guardan en la manga. Todo dependerá de las pajarracas que le aguardan a Griñán en su carrera hacia las elecciones autonómicas.
Lo que no entiendo es la conmiseración de la Regional con Diego Asensio, al que parece que no se le apertura expediente alguno. Así las cosas, la estrategia de Sevilla deja abierta la espita para similares experiencias en el resto de Andalucía con el resultado de total impunidad.
Decir que Griñán (José Antonio) sólo piensa en su interés particular y que ha hecho mucho daño a Almería, parece suficientemente grave como para esbozar un expediente disciplinario o, cuando menos, una severa reconvención.
No creo que Griñán llegue a la campaña electoral con un senador y militante socialista que le ha tildado de lo peor. Meterse en la campaña sin haber depurado tamañas conductas es una muestra de gran debilidad y servir en bandeja a la oposición los argumentos de campaña. Por tanto, creo que las declaraciones de los responsables del PSOE regional son la anestesia para asestar un golpe ejemplar al martinismo, salvo que no lo hagan por temor a represalias o amenazas de mayor enjundia. No olvidemos que Martín podría filtrar material muy sensible dado su conocimiento y experiencia en todas y cada una de las martingalas, que no son pocas. Y las desaforadas palabras de Asensio son la clave de que la jauría está herida y, de morir, lo hará matando.
La “dimisión” de Diego Asensio, después de conocer la abrumadora mayoría de firmas que daban por liquidada la Ejecutiva Provincial, entregaba un mensaje inequívoco de enfrentamiento abierto entre las familias socialistas de Chaves y Griñán. Las palabras de Asensio no se pueden entender sin un ardoroso y revanchista apoyo de Martín Soler, sin olvidar a los mentores y urdidores del ansiado desembarco del poder sevillano: Pizarro, Zarrías y los nuevos arribistas del Clan de Chaves. No olvidemos que las gravísimas declaraciones de Asensio se producen en sede oficial del socialismo almeriense y con la presencia del presidente provincial, Martín Soler, y la secretaria de Organización, Nerea Hernández. Eso sí, por si acaso, Martín apareció confundido entre el público asistente y nunca arropando a su secretario provincial como es costumbre en trascendentales y solemnes declaraciones de alcance.
No creo que Asensio y compañía se hayan lanzando a un suicidio irreversible; algo traman, y alguna carta guardan en la manga. Todo dependerá de las pajarracas que le aguardan a Griñán en su carrera hacia las elecciones autonómicas.
Lo que no entiendo es la conmiseración de la Regional con Diego Asensio, al que parece que no se le apertura expediente alguno. Así las cosas, la estrategia de Sevilla deja abierta la espita para similares experiencias en el resto de Andalucía con el resultado de total impunidad.
Decir que Griñán (José Antonio) sólo piensa en su interés particular y que ha hecho mucho daño a Almería, parece suficientemente grave como para esbozar un expediente disciplinario o, cuando menos, una severa reconvención.
No creo que Griñán llegue a la campaña electoral con un senador y militante socialista que le ha tildado de lo peor. Meterse en la campaña sin haber depurado tamañas conductas es una muestra de gran debilidad y servir en bandeja a la oposición los argumentos de campaña. Por tanto, creo que las declaraciones de los responsables del PSOE regional son la anestesia para asestar un golpe ejemplar al martinismo, salvo que no lo hagan por temor a represalias o amenazas de mayor enjundia. No olvidemos que Martín podría filtrar material muy sensible dado su conocimiento y experiencia en todas y cada una de las martingalas, que no son pocas. Y las desaforadas palabras de Asensio son la clave de que la jauría está herida y, de morir, lo hará matando.
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