Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Antonio Bonilla era hasta estas elecciones el referente del PSOE en el Poniente de Almería, y hoy, desde el Ayuntamiento de Vícar, se ha convertido en el referente del PSOE en la provincia de Almería. Es cierto que ha bajado su nivel de apoyo popular, pero bien es cierto que eso le ha pasado a la inmensa mayoría de los alcaldes que han logrado revalidar sus cargos, que son del PP abrumadoramente, por eso es que siendo socialista su caso con ser excepcional resulta aleccionador.
Bonilla es una de esas personas con las que uno se echa un café o los que hagan falta, y es que su hablar pausado y reflexivo no suele dejar indiferente. Por eso es que alguien como él constituye un acierto cuando se trata de tener una gestora que busque el consenso. Es por eso que lo que chirría en esta gestora es el resto, y quizá eso hará viable que el buen hacer del alcalde de Vícar rinda sus frutos. No olvidemos que siempre ha sido crítico con la dirección que ahora ha sido derrotada (Asensio-Soler-JASV), pero nunca se le ha oído una palabra más alta que otra, siempre ha mantenido la discreción, pero tampoco se ha escondido, dando la cara hasta el momento de la entrega de las firmas, y ahora comprometiéndose en la gestora.
Sobre Javier Barrero, el presidente de la gestora, poco más debemos añadir a lo ya expuesto en el informe que elaboramos en Noticias de Almería sobre él, y que contrasta en algunos aspectos con esa primera impresión que quiso dar en su comparecencia ante los periodistas tras la reunión de la gestora. Negarse por dos veces a una petición de la Guardia Civil (lo de menos es que fuera en control de alcoholemia y los motivos para hacerlo), y que ante la amenaza de ser detenido por desobediencia a la autoridad exhibiera la bula de ser diputado, pues no refleja un talante precisamente suave. Como tampoco la bronca que tuvo con los mineros de Huelva que están hartos de ser engañados por el PSOE que gobierna en la Junta de Andalucía.
Eso sí, a diferencia de la extrañeza que han mostrado algunos, parece un acierto que para presidir una gestora en Almería se busque alguien de fuera, supuestamente al margen de la guerra interna local.
Entre el resto de la gestores está Manolo García Quero, que cuando fue candidato en El Ejido obtuvo uno de los mejores resultados para el PSOE, y desde entonces todo ha ido a peor, Tan a peor que se han estrellado en el suelo (ahora están cavando) y han pasado de seis concejales a cuatro, y eso después de su compadreo (o algo más) con el PAL y el coqueteo que le dejó en evidencia en las llamadas de la Operación Poniente. Por si fuera poco, se le sublevan en casa, pero no pasa nada. Así empezó Almería, perdiendo elecciones, línea crítica, y desatención de esas voces por parte de la cúpula. En El Ejido acabarán igual si no actúan antes y mañana ya es tarde.
Carmen Núñez aportará el espíritu de la secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz, quien precisamente le paró los pies a José Luis Sánchez Teruel cuando quiso lanzarse a fondo a por la secretaría general de Almería, y a quien representa Enma Sola. Sole Martínez no es sólo la voz de Juventudes Socialistas, también lo es de Manolo Recio, el preferido para el cargo por la dirección andaluza socialista, y que ha movido muchos de los hilos -y de las firmas- que finalmente han llevado a la situación actual, pero que ahora en la búsqueda de un nuevo consenso ha quedado desplazado. Lo mismo le ha pasado a Juan Carlos Pérez Navas, por quien apostaban aquellos a quienes representa Bonilla. Y es que no olvidemos que fueron juntos a depositar las firmas en la sede.
Y el de Granada es el que queda en este recorrido en el que si hay una evidencia es que no están todos los que son ni son todos los que están.
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