Reflexiones sobre Indignados

José Pérez Blánquez

Estoy haciendo un seguimiento de las actuaciones de los “Indignados”, aunque a mi personalmente me gusta más los del 15-M  o, más aún “Ya, real democracia”. Aún pensándole mejor, qué más da el nombre, o el calificativo. Lo que importa, en realidad, es lo que pretenden o lo que exigen. Me quedo con lo de exigen. Por el motivo de que atesoran tal cantidad de razón que deja en vigésimo quinto lugar lo del nombre. Empezaré por descubrirme antes que nada. Soy pensionista, prejubilado de la Administración Civil del Estado. Mi pensión es lo suficiente para vivir bien, pero tengo dos hijos, que son dos rosales en mi alma y, uno de ellos, el más joven, es Ingeniero Superior Informático y trabaja en la Universidad, en el departamento de Investigación, 10 ó 12 horas diarias. Su sueldo es de mileurista, pero estamos muy contentos de que tenga trabajo.

Tengo multitud de amigos, afortunadamente, que su pensión ronda los 700 euros mensuales. Y también tengo amigos y amigas que estén en el paro. Así, pues, cuando veo que el presidente de un banco cobra entre los 6 y 14 millones de euros al año y que cuando se jubila –jubilación voluntaria, claro, faltaría más- se llevan entre los 50 y 100 millones de euros no puedo aceptar que un gobierno socialista obrero español tolere esas injusticias.

No puedo entender el hacer de mi partido del alma. No veo que esto tenga solución, gobierne quien gobierne. El gobierno es rehén de los bancos, o del capital en su conjunto. Bien sabe mi conciencia y honor que me cuesta mucho decir estas cosas, pero la verdad solo tiene un camino: los hechos.

Desde el primer día estuve con los “Indignados”. No olvidemos que en todos los logros sucedidos en la historia, los medios de comunicación tuvieron una gran parte del éxito obtenido. Por ello, mi humilde aportación, junto con el ruego de que estos medios de comunicación sigan haciendo su enorme aportación a una causa más que justa.