Economista
El principal problema al que se enfrenta en estos momentos el pueblo español es a la sangría económica que afecta a cinco millones de parados, que ven cómo pierden sus casas, financiadas por un feroz sistema bancario donde no existen créditos hipotecarios, sino personales, en muchos casos avalados por pensionistas. Y que tienen que ver cómo las tasaciones hechas por el sistema bancario respondían a una equivocación de las que en argot vulgar podría llamarse “suspenso en tasación” y sin asumir apenas riesgo; menudo negocio tienen. Ya esto lo contaba el padre de un amigo mío, que no había mejor negocio que el bancario. Claro que a mí aquello de los negocios me sonaba a chino por aquellos días.
“El precio de equilibrio de un bien es igual a la oferta del mismo”, ni más ni menos. Yo leí en un periódico las estimaciones de las viviendas que se iban a construir en una determinada comunidad autónoma –ya saben se dice el pecado, pero no el pecador- y por aquello de lo que el juego gusta a los economistas, sumé las viviendas totales a las que se iban a construir y pensé: ¿pero tú crees que tocar a más de dos viviendas por familia va a ser posible?, ¿cómo?. Lo mismo es que las van a regalar. ¿Quién las va a comprar? Ah, pensé yo, tendrán que bajar de precio y dejar de construir. Pues dicho y hecho, se las están regalando a la mitad de su tasación a los que hicieron la tasación.
La sobre-oferta de vivienda hizo incrementar ficticiamente la Inversión agregada, y por lo tanto un aumento ficticio de los bienes y servicios producidos, con el consecuente aumento ficticio de la renta disponible para los individuos integrados en el sistema económico. Pero las reglas del mercado son las reglas del mercado: si la demanda no aumenta, el precio de la oferta tiene que disminuir hasta que se iguale a la demanda, con lo que todo el delicado sistema económico que tiene como objetivo maximizar la felicidad de todos los individuos que integran el mismo, se ha liado de tal forma con la vuelta a la realidad que volvió a crear la enfermedad: CRISIS. Y es que hay que ver las cosas que tiene lo de los mercados: y todo por no saber sumar, restar y dividir, pues menudo lío se ha formado y qué razón tenemos los indignados.
Esto de los mercados parece que no funciona demasiado bien: 5 millones de parados, crecimiento nulo, inflación del 3%, pobreza, hambre, seres humanos sin techo. Ya conocemos el diagnóstico y hay que curar a los enfermos, no a nuestros queridos mercados que funcionan libremente pero un poco mal engrasados, sino a la enfermedad que han originado al pueblo. No me extraña volver a oír lo de "habla, pueblo, habla", y es que al que le duele algo suele gritar. Claro, que si les van a pegar un tiro, hay menos que griten. Bueno, creo que lo de las pelotas esas de goma y las porras también son efectivas y se ahorra más.
Keynes aplicó su receta en la crisis del 29. Si Estados Unidos tenía un paro del 29%, aumentó la inversión pública para aumentar la oferta excedente de trabajo y consiguió que se redujera al 10%. Claro que ya se había arruinado dos veces y sabía de qué iba el tema. Será verdad lo que decía mi profesor de sociología, explicando eso de los roles: “Todos los economistas están locos”. Y no era cualquiera en eso de la sociología en este país. Cualquier sociólogo que se precie de serlo sabe quién es el profesor Beltrán.
Y ahora bisturí y a solucionar lo de la enfermedad:
1º. Un nuevo pacto de la Moncloa: Partidos políticos, sindicatos, empresarios y trabajadores remando para el mismo sitio, ya no estamos para experimentos.
2º. Propuesta ya comentada por Sarkozi: Un incremento del impuesto sobre sociedades del 2% para empresas cuyo beneficio sea superar a 50 millones de euros. Yo añadiría que ese 2% debe destinarse:
1- Proyectos de I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación).
2- El 2% obligatoriamente estará destinado a la contratación de parados de larga duración, parados que buscan su primer empleo o que hayan terminado de cobrar los subsidios por desempleo.
3- Los proyectos que se realicen y que estarán obligatoriamente supervisados por personas con la cualificación necesaria, y no por el político de turno, deberían estar incluidos en el ciclo Universidad, Escuelas de formación profesional y empresas privadas.
Estos proyectos tienen como objetivo aumentar la productividad de nuestras empresas vía ahorro de estructura, en sus procesos administrativos y de logística, mediante la utilización de las tecnologías de la información. Así como a la realización de proyectos que tengan como objetivo el aumento del beneficio agregado y la productividad de nuestras empresas, disminuir la tasa desempleo y aumentar vía Impuesto sobre las personas físicas la recaudación de nuestra desastrosa situación de déficit público. Estas propuestas sólo serán efectivas si se produce el proceso de globalización en el que todos los países deben de estar inmersos.
3º. Las constantes que nos obligan a aceptar nuestros compromisos con la zona euro deben estar siempre encaminadas a la defensa de nuestros trabajadores y nuestra voz debe unirse más que nunca a los que ya llaman países periféricos (Irlanda, Portugal, Grecia y España), es decir, en vías de quiebra.
4º. Dada la progresiva disminución del precio de petróleo, nuestra capacidad para devaluar el euro hasta los niveles del 1,20 euros por $, realizando una política expansiva y disminuyendo el tipo de interés al 0,5%, es una medida que debe estudiarse, ya que produciría un aumento de competitividad para nuestras empresas vía disminución de los costes financieros.
5º. Las empresas con problemas de costes e imposibilidad de mantener la tasa de empleo podrán optar por pagar a sus empleados la mitad de su salario, y la compensación del salario del trabajado se cobraría de la mitad del subsidio de desempleo que le correspondiera: esta medida podría mantenerse durante un período de dos años, evitaría a corto plazo, quizás dos años, la destrucción de empleo y por tato las cargas de la seguridad social.
6º. Por muchos que a algunos les pese, el precio de los salarios reales debe disminuir a la oferta real de empleo.
7º. Exhaustiva auditaría de nuestras administraciones: central, autonómica, diputaciones y municipales. El objetivo es que estas funcionen con la mayor eficacia y eficiencia posible, evitando la duplicidad de funciones y aplicando un sistema de gestión que responda al de la calidad total y la gestión de recursos humanos por competencias, introduciendo la gestión del conocimiento y premiando nuevas aportaciones con remuneraciones económicas.
En fin, la batería de medidas que deben ponerse en marcha son muchas y la posibilidad de curar la enfermedad lo más antes posible debe ser el objetivo de los políticos, o más bien que sean capaces, al menos, de asesorarse por los que tenemos idea de lo que llaman economía.
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