Sin hipotecas

Javier Menezo
Letrado del INEM

Llevamos muchos meses centrados en el debate sobre la reforma del mercado laboral, la flexibilidad interna, si el arbitraje es obligatorio u opcional, sobre si pérdidas transitorias es igual a perdidas coyunturales, etc. Pero, con ser importante y necesaria la reforma laboral, no es menos cierto la urgencia de culminar el proceso de reestructuración bancaria que permita relanzar el crédito.

Si unimos la falta de crédito al importante número de desempleados, al temor de perder el empleo, a la finalización de prestaciones debido a que ya, en Almería, tres de cada diez parados lleva al menos un año en esta situación, el panorama no es muy alentador.

En abril nuestra provincia registró el menor número de hipotecas concedidas en 30 años. Las que se constituyeron sobre fincas urbanas fueron 986, un 45% menos que hace un año. La cuantía que se concede es también muy baja: 60.329 €, un dato que contrasta con, por ejemplo, octubre de 2008 cuando era de 342.200 €. Es innegable que entonces era una cantidad exagerada, que incluía en muchos casos casa, coche y viaje al extranjero. Pero, ¿podemos culpabilizar a las personas que adquirieron esos productos financieros?, ¿no tenían derecho a su parte de bienestar? Con la facilidad que tenemos para ir descargando las culpas en otros y llegado el caso en “la sociedad” que es como decir, en nadie, pensemos realmente quienes tenían el deber de vigilar, y quienes son los que debían ser diligentes en su trabajo, en lugar de animar a adquirir hipotecas elevadas.

Han pasado pocos años, pero parece que desde 2007 hubiera trascurrido una eternidad. Entonces, en Almería,  23 de cada 100 personas trabajaba directamente en la construcción, hoy lo hacen 9 de cada 100. Sin ese sector, al que ahora se culpa de todos los males con la misma pasión que antes se adoraba, no es posible una reducción significativa del desempleo en nuestra provincia. Y no sólo por los trabajadores que directamente ocupa sino por todos esos otros los servicios auxiliares, desde muebles, a electrodomésticos.

Pero para ello necesitamos que culmine el ajuste de los precios, mejore la voluntad de las entidades financieras para conceder créditos, que mejore el índice de confianza del consumidor, y para eso se necesita claridad en las medidas económicas y culminar de una vez por todas, todas las reformas.

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