Rafael Leopoldo Aguilera
Estamos arreglados con el pepino alemán. Para esta sinvergüenzonería sirve la Unión Europea. En la España de charanga y pandereta heredada del franquismo sociológico, lo único que interesa a determinada clase política desahuciada de nuestra amada Almería es mascar pepinos, emulando al ministro pleniponteciario de Franco, Manuel Fraga Iribarne, cuando se bañó en el Palomares de la bomba atómica. ¡Qué pena que no sean pepinillos picantes para ver sí despiertan del letargo político!
Entre la pasividad gubernamental en la cantonal España, la actitud chulesca de la ministra y adláteres alemanes, incluidos las empresas de capital alemán en España que han boicoteado los productos hortofrutícolas, los indignaos mediáticos del 22 – M, que no del 15-M, no los he visto con ningún tipo de solidaridad abanderada con lo que está sucediendo, y dicen que quieren la regeneración de la política socialista para volver a los orígenes de la utopía marxista decadente de la democracia real o irreal tipo cubano o venezolano, que ahora en vez de llamar Juann Carlos al Rey lo llamamos Juan, a Mariano Rajoy, Mariano, y a Alfredo Rubalcaba, Alfredo, no para todos los ciudadanos, sino para los militantes, o su guardia pretoriana.
A mayor abundamiento Alfredo, como transeúnte en el día de ayer por la calle de Arapiles sobre las 15 horas, con las visitas institucionales a la Subdelegación del Gobierno, nos indicaban las Fuerzas del Orden que nos desplazáramos a la otra acera. Será por sí se les atragantan los pepinos sin lavar.
Ésta es la España que quiere salir de la crisis, donde se nos insta para enterarnos de la crisis del pepino, que nos leamos en la página web lo que en el Consejo de Ministros se acordó, porque explicarlo supone un esfuerzo intelectual que está fuera del imperativo legal de la Vicepresidencia del Gobierno.
Pero ahora ha sido el pepino, mañana será el tomate raf, otro día será las playas de las costas cantonales españolas que tienen medusas y producen bacterias, los aviones de Iberia que hacen demasiado ruido o el Valle de los Caídos que produce trastornos de la personalidad, etc.. La cuestión es no salir de este pozo en el que nos han metido a través de un embudo, y para salir hay que volver por el caminito estrecho de Carlos Gardel, que va a durar más que la autovía del 92.
Con este índice de paro superior a la UE, el déficit exterior disparado, la poca o escasa productividad sin mercados, el sistema educativo bajo mínimos academicistas, el sistema financiero en el nirvana tras la especulación urbanística, solo nos queda que nos vayamos a China y nos adopten como hijos putativos o nos alistemos en la Legión española, que tanto honor, gloria y sangre ha dado a la universal España.
Queremos volver, sí es necesario, a la peseta o la perra gorda, al cierre de fronteras, la lucha contra la inmigración ilegal y masiva sin control alguno, mayor seguridad ciudadana, la necesidad de acabar con la casta política nini y la obligación de frenar la globalización si queremos salir de la crisis actual donde estamos inmersos.
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