Javier Salvador
Director de Teleprensa
Hay ciudades en distintos lugares del mundo donde el hecho de que allí se rodase una única película más o menos famosilla ha servido para llenar de orgullo a sus gentes y montar casi altares turísticos para venerar aquellos tiempos, que la gente supiese que allí se rodó tal largometraje, con tales actores y todas esas cosas. Lo malo debe ser que sobren ese tipo de experiencias, porque cuando para otros sería una bendición que se aprovecharía como atractivo turístico en Almería se le mete la pala a la primera de cambio.
He visto centros comerciales en diversas partes del mundo construidos en torno a un lugar significativo, pero ya fuesen ruinas, yacimientos o vestigios de épocas a tener en cuenta, lo que se hace normalmente es recuperar para dar valor al nuevo enclave. En Almería, además del Mini Hollywood, hay una cantidad inmensa de lugares de interés para la historia del cine y de esta provincia. Hace unos días un grupo de ingenieros de diferentes nacionalidades se quedaban alucinados cuando se enteraron de que estaban caminando por el mismo lugar en el que hace varias décadas se rodó la toma de Akaba, que allí se construyó una réplica de la ciudad. Claro que contarles que además de O´Toole, Omar Sharif, Anthony Quinn en Laurence de Arabia, actores como Claudia Cardinale paseaban por la Plaza Vieja, o que Patton se rodó aquí y la vista de Malta era realmente Almería desde el Cerro de San Cristóbal hubiese sido fardar demasiado. Pero si nos metemos con que Connery, Clint Eastwood, Harrison Ford y muchos otros también rodaron aquí no una, sino varias veces, hubiese sido petulante.
Lo gracioso fue que a la vuelta de nuestra excursión le señalé a uno de ellos las cuevas de La Molineta y le dije “allí se rodaron escena de Conan el Bárbaro, con el mismísimo Schwarzenegger, aquel forzudo actor que terminó como gobernador de California”. Mi invitado estaba encantado, pero le daba pena no encontrar un cartel que indicase cómo llegar hasta allí en su próxima visita a Almería. Quería hacer turismo de cine.
Llevo un par de días dándole vueltas para ver cómo le explico que un animal, porque no tiene otro nombre, se ha pulido las cuevas para alisar un terreno sobre el que hacer un centro comercial. Es decir, que en vez de integrar ese paraje en su proyecto y convertirlo en reclamo, lo que han hecho es meter la pala. Sí, se están cargando todo y mientras el Ayuntamiento de Almería organiza visitas guiadas sobre algunos lugares que fueron testigos de esos rodajes, a otros se los pasa por la pala.
Los daños son irreparables, pero alguien tiene que ponerle fin a esta barbaridad y descubrir, por encima de todo, cómo se ha podido cometer tal atrocidad, quiénes con nombres y apellidos son los responsables y esclarecer las correspondientes responsabilidades. Estoy buscando en la hemeroteca los recortes sobre las mil y una intentonas de poner en valor esa Almería de cine, sumar la pasta que se ha gastado en cada una de ellas y ponerle así precio a nuestra propia estupidez.
Vale que las palas ya han hecho un daño monstruoso a un paraje que, además, es de una belleza natural increíble, pero lo que no puede tolerarse es que no se le ponga fin, que sigan contra viento y marea con un cartel que sólo te dice que la obra la hace tal empresa y que presuntamente generará 1.500 empleos.
Pero ya son muchas las bolas que nos han metido con estos anuncios. Un centro comercial allí implicará urbanizaciones y un gran negocio urbanístico contra lo que no tengo nada, pero la pregunta es muy sencilla: ¿Tan difícil era respetar ese rincón de Almería?
Puede que no lo entiendan pero para mí en particular, como para otros muchos almerienses, el atentado contra La Molineta sí me hace sentirme indignado, y sí apoyaría movilizaciones para su conservación, restauración o lo que quede por hacer.
He visto centros comerciales en diversas partes del mundo construidos en torno a un lugar significativo, pero ya fuesen ruinas, yacimientos o vestigios de épocas a tener en cuenta, lo que se hace normalmente es recuperar para dar valor al nuevo enclave. En Almería, además del Mini Hollywood, hay una cantidad inmensa de lugares de interés para la historia del cine y de esta provincia. Hace unos días un grupo de ingenieros de diferentes nacionalidades se quedaban alucinados cuando se enteraron de que estaban caminando por el mismo lugar en el que hace varias décadas se rodó la toma de Akaba, que allí se construyó una réplica de la ciudad. Claro que contarles que además de O´Toole, Omar Sharif, Anthony Quinn en Laurence de Arabia, actores como Claudia Cardinale paseaban por la Plaza Vieja, o que Patton se rodó aquí y la vista de Malta era realmente Almería desde el Cerro de San Cristóbal hubiese sido fardar demasiado. Pero si nos metemos con que Connery, Clint Eastwood, Harrison Ford y muchos otros también rodaron aquí no una, sino varias veces, hubiese sido petulante.
Lo gracioso fue que a la vuelta de nuestra excursión le señalé a uno de ellos las cuevas de La Molineta y le dije “allí se rodaron escena de Conan el Bárbaro, con el mismísimo Schwarzenegger, aquel forzudo actor que terminó como gobernador de California”. Mi invitado estaba encantado, pero le daba pena no encontrar un cartel que indicase cómo llegar hasta allí en su próxima visita a Almería. Quería hacer turismo de cine.
Llevo un par de días dándole vueltas para ver cómo le explico que un animal, porque no tiene otro nombre, se ha pulido las cuevas para alisar un terreno sobre el que hacer un centro comercial. Es decir, que en vez de integrar ese paraje en su proyecto y convertirlo en reclamo, lo que han hecho es meter la pala. Sí, se están cargando todo y mientras el Ayuntamiento de Almería organiza visitas guiadas sobre algunos lugares que fueron testigos de esos rodajes, a otros se los pasa por la pala.
Los daños son irreparables, pero alguien tiene que ponerle fin a esta barbaridad y descubrir, por encima de todo, cómo se ha podido cometer tal atrocidad, quiénes con nombres y apellidos son los responsables y esclarecer las correspondientes responsabilidades. Estoy buscando en la hemeroteca los recortes sobre las mil y una intentonas de poner en valor esa Almería de cine, sumar la pasta que se ha gastado en cada una de ellas y ponerle así precio a nuestra propia estupidez.
Vale que las palas ya han hecho un daño monstruoso a un paraje que, además, es de una belleza natural increíble, pero lo que no puede tolerarse es que no se le ponga fin, que sigan contra viento y marea con un cartel que sólo te dice que la obra la hace tal empresa y que presuntamente generará 1.500 empleos.
Pero ya son muchas las bolas que nos han metido con estos anuncios. Un centro comercial allí implicará urbanizaciones y un gran negocio urbanístico contra lo que no tengo nada, pero la pregunta es muy sencilla: ¿Tan difícil era respetar ese rincón de Almería?
Puede que no lo entiendan pero para mí en particular, como para otros muchos almerienses, el atentado contra La Molineta sí me hace sentirme indignado, y sí apoyaría movilizaciones para su conservación, restauración o lo que quede por hacer.
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