Crisis PSOE: de críticos y conspiraciones

Iván Gómez
Periodista
 
Llega la hora de la verdad para el PSOE de Almería y casi todos sus hombres y mujeres ya han tomado posiciones. Eso sí, es un partido que siempre tiene sitio para los rezagados de última hora, eternos supervivientes, que se decantarán tan sólo minutos antes de confirmarse el resultado de las votaciones. Sánchez Teruel, avalado por el propio Pepe Griñán que lo investirá como nuevo secretario general en persona mañana en el Auditorio de la Universidad de Almería, es el elegido por la mayoría de los miembros (y miembras) de la familia socialista almeriense para suceder al Clan de Cuevas, Diego Asensio y Martín Soler, quienes después de catorce años al frente del partido han optado por combatir desde la segunda línea como delegados (elegidos por la agrupación de su municipio) en pro del histórico Luis Caparrós. Era la única forma de devolverle al líder del socialismo andaluz el jaque mate que les endosó poco antes del verano en una jugada maestra que provocó la fuga de la mayoría de miembros de la Ejecutiva Provincial tras un doloroso baile de cargos en la Junta.
 
Sin embargo, la vendetta no llegará a buen puerto. Al menos de momento, porque de nada sirve cortar las hojas dejando que las raíces vuelvan a brotar al primer descuido. Ninguno de los tres aspirantes ha criticado abiertamente la gestión de los ex dirigentes del partido a sabiendas de que la vida da muchas vueltas. El vínculo de los tres candidatos con el Clan de Cuevas resulta evidente, más aún analizando las personas que los rodean, y el próximo año se puede seguir estrechando si Arenas logra hundir al imperio socialista y las conspiraciones que ya se empiezan a urdir contra Griñán cobran fuerza.
 
La batalla del nuevo PSOE, en la que apareció Segura Vizcaíno casi por sorpresa, se ha centrado en sumar apoyos, en este caso avales, demasiado alejada de los argumentos que esgrimían por la regeneración del partido, la vuelta a sus ideales y principios, a acercarse a la ciudadanía y dar respuesta a la crisis. Las viejas rencillas por las cuotas de representación y futuros cargos han vuelto a soterrar el proceso de reflexión interna. La polémica presencia en las listas de las hermanas Serón, por ejemplo, demuestra que todavía tienen mucho que aprender los que predican una integración que se acaba midiendo solo en cuotas.
 
La política hace extraños compañeros de cama y el PSOE de Almería pasó en días de tener una menguada disidencia a ser un partido de críticos unidos contra un todo, pero sin dar los nombres. Hasta Diego Asensio se ha sumado en feisbuk al grupo llamado militancia crítica socialista traspasando el sello de oficialista, que lo ha marcado frente al núcleo de guerristas durante más de una década, al candidato del consenso, José Luis Sánchez Teruel.

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