Agustín de J. Muñoz Soler
Comentarista político
Acaba el curso político en Andalucía con la iniciativa gubernamental de incompatibilizar el cargo de alcalde con el de parlamentario andaluz, y a la que le ha antecedido la controversia por la renta que percibe el Presidente del PP-A, lo que ha podido exacerbar los ánimos de los 'populares' porque exactamente se recoge lo que proponía Javier Arenas a Teófila Martínez. El momento, que es la esencia de la actividad política, intuyo que ha sido el factor que puede dar al traste con una iniciativa que alimenta el sistema político de libertades públicas tan devaluado últimamente, y que además absorbe y merma el debate político enriqueciendo materialmente a quienes acumulan los cargos públicos.
Me parece tan alentador la reglamentación legal de prohibir la acumulación de cargos públicos como el de limitar los mandatos a dos. Ya conoce el lector lo que opino sobre el particular, pero, no obstante, me parece oportuno, por lo de actualidad al haberse renovado recientemente el mandato de los alcaldes en Andalucía, que no debo abstraerme y volver a reafirmarme en que la tónica habitual que se viene produciendo en los ayuntamientos es que al segundo mandato el alcalde patrimonializa la Casa Consistorial y al tercer mandato si sitúa por debajo de Dios y como hermano de Jesucristo creyéndose responder solo ante la Historia.
Sirva como inciso esta anécdota personal que me ocurrió ayer cuando una amiga me dijo que “estás obsesionado con el PP”, lo que negué rotundamente y le expliqué que no puedo renunciar a mis derechos constitucionales para que la clase política dirigente de esta organización política campen por sus respetos y hayan provocado un movimiento basado en la indignación que producen sus acciones (no le pregunté a ella por donde pintaba políticamente pero sí a un amigo común, por lo que entendí perfectamente su queja).
Lo que ahora está proponiendo el gobierno de Andalucía es justamente lo que propuso Javier Arenas cuando Teófila Martínez ostentaba la alcaldía de Cádiz, un escaño en las Cortes Generales y la Presidencia del Partido Popular en Andalucía. Y esta pretensión de Javier Arenas le valió el aplauso de la mayoría de las bases del PP. Un poco antes, creo recordar, Teófila Martínez había tomado buena nota de la acumulación de cargos que se estaba produciendo en el PSOE, donde alguno de Almería llegó a ostentar la friolera de cinco cargos, remunerados económicamente, como es obvio.
Pero esta práctica socialista acabó y en el PSOE no existe acumulación de cargos públicos electos que es lo que proponía Javier Arenas en el PP. Y es sumamente razonable que los cargos públicos no sean acumulables, por varias razones.
La principal es el impacto que produce en las bases de la fuerza política que permite esta práctica, que solo sirve para enriquecer económicamente a quienes los ostentan. Resulta humano pensar que los afiliados de un partido no deben ver con buenos ojos que sus dirigentes acumulen cargos públicos, y en muchos de los casos hagan ostentación de ellos y de los beneficios económicos que les reportan, cuando ellos son los que pegan los carteles en las campañas electorales y defienden el buen nombre del partido en las barras de los bares.
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