Rebeca Gómez
Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales
El pasado viernes, después de 28 años de gobierno socialista en Extremadura, José Antonio Monago tomaba posesión como nuevo presidente de la Comunidad. “El cambio se había convertido en inmovilismo”, dijo en su discurso de investidura. Monago ha obtenido el apoyo, en forma de abstención, de Izquierda Unida, muy criticado por quienes anteponen los intereses de partido a los de la ciudadanía.
El PSOE extremeño, como el de Andalucía, creído de que su control absolutista todo lo podía, afincado en su atalaya inmovilista y en una realidad virtualmente concebida, mostró incredulidad a que el verdadero cambio pudiera llegar, pero Monago afirmó ayer que él “si imaginaba este momento, y es exactamente igual que lo había imaginado”.
Al mismo tiempo, contraoferta informativa: Pérez Rubalcaba, inmerso en la estrategia de eliminar la P y la Z hasta de su candidatura, afirmaba no estar en condiciones de dedicar al Gobierno el tiempo que necesita y preparaba un discurso efectista que hoy esboza ante los socialistas.
El elegido por Zapatero, envuelto en criticados desvelos que le seguirán acompañando durante la campaña, departía en Ferraz con los medios. Mientras, la ministra de Cultura -inmersa también en claras críticas por su falta de control sobre lo que con más luces que sombras antes, y ahora más sombras que luces, ocurría en la SGAE-, asistía a la investidura de Monago en Mérida. Sea, quizás, una nueva estrategia: desplegar las caras críticas para que sus actores no coincidan.
Pérez Rubalcaba presentaba el sábado las líneas generales de su proyecto de cara a las Elecciones Generales. Abandona, ahora si, el gobierno de Zapatero, forzado por su equipo estratégico y por la solicitud pública de algunos a quienes su cartera de votantes respeta.
Quienes han seguido de cerca su trayectoria y la de otros históricos socialistas recordarán el viaje del Ministro en febrero a Almería para inaugurar el nuevo acuartelamiento de la Guardia Civil en Pulpí. Las obras ejecutadas fueron sufragadas por el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento del municipio. El candidato socialista de cara a los comicios generales, no viajó como otros políticos en el avión que conecta la capital con Almería. Pérez viajó en un avión propiedad del Estado a este y otro acto: la inauguración de las nuevas dependencias del Centro de Educación Vial de Vícar, sufragado, según la información ofrecida a los medios de comunicación, en exclusiva por el Ayuntamiento vicario.
Desde el pasado verano las reuniones de quienes compartían el privilegio de las informaciones en el Partido Socialista se han venido intensificando. Y con la entrada de 2011 se acercaban los acuerdos velados. Los intentos por tapar lo que estaba por venir resultaron estériles y los militantes y algunos cargos con informaciones sesgadas comenzaban a alzar su voz pidiendo ese cambio en el seno de las Ejecutivas Socialistas mientras intuían recortar otras barbas.
En febrero fue Almería. Rubalcaba viajó con su comitiva en avión privado, sufragado todo ello por las arcas del Estado, a Pulpí, y también a Vícar, donde aprovechó para intercambiar apoyos, preparando el globo de los globos que estaba a punto de estallar y que habría de asegurar el control de las nuevas Ejecutivas. La experiencia aconsejaba.
Rubalcaba, mano derecha de Zapatero durante todo este tiempo, ya ha comenzado a desarrollar su estrategia. Se separa de su mentor y éste, con sentimientos enfrentados, se arma de la sinceridad que no mostró en otro tiempo. Preguntado por la posibilidad de nuevas subidas de impuestos de cara a una mayor actividad recaudatoria, la única vía encontrada por los socialistas en el gobierno para sufragar su descontrolado gasto, afirmó el jueves pasado que podíamos estar tranquilos, pero advirtió a los navegantes de que “otra cosa será el programa del Partido Socialista”. Favor devuelto.
Esta semana nos ha traído una buena noticia: ha tomado posesión como Presidente de la Diputación de Almería el político más respetado de la provincia. Gabriel Amat ha decidido multiplicar su tiempo para devolver a la institución el prestigio que el pacto PSOE-PAL ha desgastado durante 7 años.
Falta de control y racionalización del gasto público, gastos desorbitados en asuntos estériles en detrimento de las inversiones en los pueblos, que arrojan un nivel de ejecución en planes provinciales del 22,05% en 2009 y un escandaloso 5,17% de 2010. Inversiones de urgente necesidad en los municipios de nuestra provincia castigada por el desempleo como ninguna otra.
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