Francisco José López Hernández
Centro Democrático Liberal (CDL)
En el circulo político de los militantes, simpatizantes o seguidores de los partidos de centro existen razonables dudas con respecto al futuro y de que una formación centrista vuelva a conseguir movilizar los sentimientos de cientos de miles de españoles que no se consideran representados en las opciones dominantes (PP-PSOE) y tampoco lo hacen en las opciones “personalistas” ya que quien se considera lo que en España llamamos “centrista” no puede ni debe sentirse representado por proyectos oportunistas, demagógicos o populistas. Muy probablemente quien se muestre pesimista acerca del futuro del “centrismo” cuenta con datos suficientes como para sentir que a corto-medio plazo no tendremos la oportunidad de fundar un proyecto serio y creíble, que les ilusione y les incite a participar en favor de ese objetivo.
Analizando la actual situación nos encontramos conforme se avanza en el tiempo con lo contrario a lo que se espera desde quien observa de forma pasiva la evolución del centrismo en España, es decir, en lugar de cohesionar intereses comunes son fundadas nuevas siglas, todas y cada una de ellas con el mensaje de que existen o nacen para ser el autentico referente para esos ciudadanos que lo buscan. ¡Confusión!
El centro en España se significó como una tercera opción y podemos afirmar que a pesar de no encontrar en la actualidad al referente en forma de siglas, lo sigue siendo, los sondeos de opinión muestran como en la actualidad numerosos ciudadanos se confiesan abiertamente como “centristas” y prestan su voto a otras opciones, generalmente las mayoritarias, en función de la marcha del país. Por lo tanto, “socialistas” y “conservadores” son los grandes beneficiados de la ausencia de una fuerza política que se posicione con firmeza como “tercera vía” al igual que sucede en la gran mayoría de paises de nuestro entorno. El mismo José María Aznar declaró abiertamente que el CDS le entorpecía e inventó el nunca iniciado camino al centro, tratando de enterrar las siglas fundadas por Adolfo Suarez.
Antes de hacer mención al presente y futuro no quiero olvidar hacer una diferenciación entre lo que fue UCD y lo que representó CDS, partidos ambos que cumplieron con bastante solvencia mientras fueron liderados por Adolfo Suárez González, quien es considerado por partidarios y contrincantes como uno de los políticos mas carismáticos, conciliadores y valientes de la historia contemporánea española.
En mi opinión, UCD puede ser considerado más que un partido político una herramienta, necesaria e imprescindible, para acometer la transición política. Es decir, el objetivo que se llamaba democracia real y sin exclusiones. Estaba por encima de condicionantes políticos o más en concreto ideológicos. La cohabitación de social-demócratas, liberales y demócrata-cristianos en torno a UCD tenía por objetivo fundamental garantizar una transición tranquila.
Por ello, se apartaron las evidentes diferencias ideológicas, si bien solo cabían dos salidas: Una de estas corrientes imponía dentro de las siglas sus postulados o UCD se disolvería y cada cual buscaría acomodo en otras formaciones, ya existentes o de nueva creación. Así pues, los liberales, encabezados por Suarez, fundan el CDS (existen nuevas “marcas” pero no consiguen repercusión), los socialdemócratas se integran en el PSOE con Francisco Fernández Ordoñez a la cabeza y la democracia-cristiana, en su gran mayoría, se acomodan dentro de Alianza Popular, que más tarde se convierte en el actual Partido Popular.
Centro Democrático y Social nace con unos recursos limitados en cuanto a estructura y medios económicos, pero cuenta con la carismática figura de Adolfo Suárez. Por ello, a pesar de que otros proyectos también se sitúan en la linea de salida con más apoyos sobre todo monetarios, el centro-liberal que defiende el CDS es el único que consigue buenos resultados en el año 1982, consiguiendo dos diputados (Rodriguez-Sahagún y el propio Suárez). En este momento, y a pesar de que cuatro años más tarde irrumpe el PRD con Miquel Roca como cabeza de cartel, CDS se convierte en el referente centrista en España.
El crecimiento de CDS es innegable. En 1986 consigue 19 diputados y cuenta con estructuras sólidas en muchas de sus federaciones, se multiplica el numero de concejales (5952) y gana presencia en las comunidades autónomas y sitúa su techo de votos en la elecciones europeas consiguiendo 1.976.093, encabezando la lista el afamado divulgador catalán Eduard Punset. Parece entonces que realmente se consolida el centro-liberal junto a conservadores y opciones de izquierda a nivel nacional y los partidos nacionalistas que completan el panorama político en España.
¿Qué sucede? ¿Por qué el liberalismo en España pasa de ser una opción referente a ser residual? Los motivos son diversos y la suma de ellos hacen insostenible la continuidad, en primer lugar el acercamiento al partido que lidera la oposición. Algunos analistas coinciden en que el error no es únicamente político, también lo es de estrategia, es decir, Felipe Gonzalez preside un gobierno en horas bajas y el CDS, en lugar de buscar un acercamiento al descontento progresista, suma en dirección a la oposición conservadora. Esto no es entendido tampoco por el propio votante centrista, así pues no solo CDS no consigue sumar, algunos de sus votantes dejan de confiar en ellos. Por otro lado, el partido en sí ha adquirido una deuda desorbitada y dificil de afrontar después de la bajada en número de votos y diputados (también de afiliados) y probablemente el gran detonante es el abandono de la primera línea política de Suárez, que dimite y debe atender los problemas que conllevan la salud de familiares directos, la lucha contra un adversario mucho más cruel que los que cualquiera podamos enfrentarnos.
Rafael Calvo-Ortega hace un último y muy digno intento de reflotar el CDS, pero no alcanza los apoyos suficientes como para continuar en las cortes generales. Centro Demócratico y Social comienza entonces una rocambolesca andadura en la que el ya exbanquero Mario Conde encabeza la candidatura a la Presidencia del Gobierno y que concluye (en un principio) en su integración en el Partido Popular.
Es entonces cuando un grupo de afiliados de CDS que votan en contra de la integración en el PP y algunos jóvenes que nunca militaron en política fundan en febrero de 2006 el Centro Democrático Liberal (CDL) iniciando así, con la presidencia del concejal aragonés Victor Sarto, un duro camino de reconstrucción del centro-liberal en España.
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