El corredor

José Fernández

Periodista

Cada vez que la prensa se hace eco de los grandes y provechosos proyectos ferroviarios que eventualmente se pondrán en marcha en Almería, me pregunto si la lectura de todo ese ejercicio descriptivo reportará algún alivio a la riñonada del sufrido pasajero que, armado con un periódico, afronte en su asiento del Talgo las siete horas y pico de traqueteo que le restan hasta llegar a Madrid-Atocha. Y es que esa, y no otra, es la realidad del transporte ferroviario almeriense. Por lo tanto, cuando ahora vemos los animados debates y zarabandas que se montan en Almería en torno al futuro proyecto de un previsible corredor mediterráneo ferroviario que algún día, quizás, surque Europa, me entra algo así como la risa floja.

Háblenle ustedes de ese corredor y de sus ventajas al paciente lector que, molido y aburrido, tres horas después de haber salido de Almería atraviesa lentamente Castilla La Mancha viendo vides, molinos y algún pufo suelto del señor Barreda. Siendo esto bastante fastidioso, lo peor es que tenemos que aguantar encima que en la escenificación política de los diferentes intereses puestos en liza haya algunos que encima nos quieran tomar por tontos.

Y es que lo que más me ha llamado la atención de todo el fuego cruzado montado en torno a este futuro corredor es que la Junta de Andalucía haya dicho que lo que diga la Unión Europea al respecto "no importa". Vamos a ver, ¿cómo no va a importar el criterio de Bruselas, criaturas? ¿A quién van a hacer caso? ¿A vosotros? Ahora va a resultar que la estrategia ferroviaria comunitaria se va a decidir en Sevilla y se va hacer lo que las señoras y señores de la Junta digan. Pues ya estamos más tranquilos. Es como si de golpe hubieran trasladado al Follatabiques de Madrid a Bruselas.