La declaración

Kayros

Periodista

No me gusta nada ese tono mitinero y acusador que adquiere a veces la política española. Sin embargo, reconozco que hay cuestiones algo abstractas que solo se entienden si las encarnamos en la conducta de los líderes. Por ejemplo, la declaración de Hacienda. Javier Arenas lleva trece días sin mostrar a la opinión pública la verdadera lista de sus ingresos. Prefiere peregrinar entre notarios y contarnos los muchos kilómetros que recorre a la semana, pero en cambio prescinde hasta el momento de lo más fácil que sería darnos el documento real como hizo Griñán en los tres últimos ejercicios. Claro que este suceso llama la atención porque Javier Arenas se ha constituido en pocos meses en el martillo de herejes socialistas.

Por el contrario, los socialistas sospechan que cobra un sueldo de su partido aunque él lo niegue. Por otro lado, la suma de la cantidades que conocemos del líder popular no se corresponden, según parece, con lo que quedó aprobado en la Cámara. ¿Quién miente aquí? ¿Por qué Arenas tarda tanto?

Como diría el maestro Horacio con una perífrasis de las suyas: se abrió la montaña y parió un ratón. Vamos a ver, ¿no teme usted que vuelva aquella frase que fue mantra en las elecciones ganadas por Zapatero: “No merecemos un Gobierno que nos mienta”?

Hombre, ya que han ganado brillantemente las elecciones del 22-M y ya que hasta los imputados por corrupción han obtenido la mayoría absoluta, ¿a qué vienen esos escrúpulos con la transparencia fiscal? El pueblo es comprensivo, o al menos eso dicen quienes suelen engañarlo. Pasa igual que con los sueldos de los concejales. Yo sé que quien está acostumbrado a un alto nivel de vida no se conforma con ganar poco. Hay alcaldes que tienen todas las trazas de no haber ido a la política a predicar la abstinencia y el ayuno. Por eso la austeridad suena en ellos falsamente, se suben un cuarenta y luego se bajan un cinco. Sería de agradecer un poco de claridad entre los que mandan y dicen servir a los ciudadanos.
(La Voz de Almería)