Rebeca Gómez
Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales
Durante las últimas semanas se han hecho públicas algunas de las realidades que muchos nuevos gobiernos del PP en municipios, provincias y autonomías antes gobernadas por el PSOE han descubierto en las instituciones, y se han hecho públicos datos que, aun teniendo por su naturaleza este carácter, estaban vetados a la ciudadanía y a sus representantes electos, a quienes se ha dificultado hasta el extremo su necesaria labor de oposición. Administraciones con dificultades para hacer frente a sus nóminas, a sus servicios sociales y a sus prestaciones más elementales, impagadas muchas desde hace años, obras en curso sin haber concurrido concurso, expedientes perdidos o inexistentes y personal de confianza a la espera de una suerte que no ha cuajado.
El gobierno de la Junta de Andalucía, regido desde el inicio de la democracia por el PSOE, ya ha visto destapar judicialmente algunas de sus actuaciones. El asunto de los ERE falsos, las subvenciones concedidas días antes de ser solicitadas, la masiva contratación de trabajadores en las fundaciones, agencias y organismos creados, sin mediar la obligatoriedad de publicidad, igualdad, capacidad y mérito exigible a la Administración , son algunas de las alarmas que han retumbado.
Y el gobierno de Rubalcaba y Zapatero, que nos ha conducido por los turbulentos caminos de la negociación y los polémicos pactos que llevan al abismo la situación de las autonomías; que ha lastrado el crecimiento económico de nuestro país y ha situado a España entre los peores, ocasionando la quiebra de medio millón de pequeñas y medianas empresas y la destrucción de cinco millones de puestos de trabajo, cuando veníamos del mayor crecimiento de toda la zona euro y de generar la mayoría de los nuevos empleos; y que pasa de puntillas por el asunto del Faisán obviando esclarecer las responsabilidades políticas del ex ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, y su segundo antes y sucesor ahora, Antonio Camacho, tras el procesamiento del ahora ex director general de la Policía Nacional , persona de su confianza.
En esta incertidumbre a todos los niveles, ¿pueden permitirse Rubalcaba y Zapatero apurar la legislatura? Hay quienes mantienen que el tiempo juega a favor de Rubalcaba. La memoria es frágil, pero no parece que los españoles vayan a olvidar que lleva todo este tiempo siendo la mano derecha de su mentor, Zapatero, y tomando decisiones que han resultado criticadas también por su electorado, promoviendo, aprobando y defendiendo leyes y reformas contrarias a las necesidades reales de la sociedad y la economía, o sus implicaciones en asuntos de especial relevancia.
Su dirección de campaña trata de hacer al candidato un lavado de cara. Puede que en la bicefalia Zapatero-Rubalcaba los militantes prefieran al ex ministro, pero de ahí a recitar el mantra de la renovación hay un infinito camino. Todos han aprendido el argumentario y están "preparados para todos los calendarios". Chaves ha dicho, además, que la diferencia entre noviembre y marzo "es mínima", pero puede que a sus intereses no les vaya mal que las informaciones se diluyan cuanto antes.
En este horizonte, salvo el PNV, que ha adquirido un extremo compromiso, ¿con quién más puede negociar el PSOE los presupuestos generales? Sus apoyos de antaño pueden no desear ahora romper el cántaro. Y si esperaban algo, asumen que no va a dar tiempo a materializarlo. ¿Y qué rédito daría a los socialistas la prórroga de unos presupuestos que han sido tan criticados hasta por sus propios cargos en las autonomías? ¿Culparían de la falta de apoyos a la escasa dotación en partidas inversoras para las provincias, prometidas y desatendidas durante tanto tiempo? ¿Buscarían la mentira para apaciguar a desempleados, pensionistas y funcionarios? Saben que hasta sus afines se sublevarían.
Todo indica que el verano, a más tardar septiembre, traerá el adelanto de las elecciones generales, puede que al 27 de noviembre. La situación económica se agrava. Muchas empresas no volverán a abrir sus puertas a la vuelta de agosto y Europa prepara decisiones ante la quebrada salud de la economía española y la deuda creciente. Demasiada inestabilidad que plantea un panorama desagradable a quienes tienen toda la responsabilidad del caos, la inacción y las políticas erráticas y cambiantes. Obviarlo frena, a todas luces, la posibilidad de recuperación.
Rubalcaba niega haber firmado decretos para preparar la convocatoria de las elecciones. "Si acaso he firmado alguno, que no lo se, porque contratos firmo en el ministerio, ni se imaginan...", termina.
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