Antonio Lao
Director de Diario de Almería
LOS socialistas se las prometen felices con el alzamiento a los altares de José Luis Sánchez Teruel. Tienen motivos para ello. El nuevo lider socialista por Almería acumula un buen número de virtudes en su curriculum, escasos vicios adquiridos y capacidad de trabajo, para tratar de ofrecer a los ciudadanos un proyecto serio, riguroso, creible, dinámico y, sobre todo, nada empañado por el oscurantismo, las amenazas y hasta la persecución de aquellos que osaban criticar lo establecido.
Llega Sánchez Teruel preñado de nuevas ideas, ilusionado con el proyecto y convencido de que el éxito está ahí. Tan sólo hay que alcanzarlo. Con ser estas propuestas positivas, los militantes no deben olvidar que el ciclo en política hoy no está a su favor. Muy al contrario. El Partido Popular campa a sus anchas en el Ayuntamiento y en la Diputación, fruto de sus aciertos y, claro está, de los errores cometidos por una izquierda deambulante y perdida en mil batallas en los últimos años.
A Sánchez Teruel y a su equipo les espera una larga travesía del desierto. Un predicar en el vacío que, con seguridad, no todos van a ser capaces de aguantar. Aquí está la clave del triunfo. Las prisas no son buenas y algunos pretenderán aprovecharlas para desprestigiar y tumbar lo conseguido. Los nuevos dirigentes del socialismo en Almería no deben desesperar ni ser presas del pánico. Se trata sólo de mirar al futuro, de planificar el presente y establecer las bases de un camino que ahora está ocupado y que va a costar que vuelva a ser de uso compartido.
Ahora toca oposición. Un trabajo serio y riguroso, alejado del 'no' permanente a lo que plantean lo que gobiernan y de un 'sí' constante a propuestas, a proyectos y programas que devuelvan la ilusión y la confianza a aquellos que la han perdido.
Todo lo que no sea caminar por el rigor y el respeto a aquellos que ejercen el poder, sólo conducirá a seguir por el desfiladero rocoso de la derrota, de la desazón por darse de bruces siempre con la realidad de la oposición y de la tristeza, inmensa, por lo que pudo haber sido y no fue.
Los tiempos en política, como en la vida, son vitales y ahora ese especio es del Partido Popular.
Llega Sánchez Teruel preñado de nuevas ideas, ilusionado con el proyecto y convencido de que el éxito está ahí. Tan sólo hay que alcanzarlo. Con ser estas propuestas positivas, los militantes no deben olvidar que el ciclo en política hoy no está a su favor. Muy al contrario. El Partido Popular campa a sus anchas en el Ayuntamiento y en la Diputación, fruto de sus aciertos y, claro está, de los errores cometidos por una izquierda deambulante y perdida en mil batallas en los últimos años.
A Sánchez Teruel y a su equipo les espera una larga travesía del desierto. Un predicar en el vacío que, con seguridad, no todos van a ser capaces de aguantar. Aquí está la clave del triunfo. Las prisas no son buenas y algunos pretenderán aprovecharlas para desprestigiar y tumbar lo conseguido. Los nuevos dirigentes del socialismo en Almería no deben desesperar ni ser presas del pánico. Se trata sólo de mirar al futuro, de planificar el presente y establecer las bases de un camino que ahora está ocupado y que va a costar que vuelva a ser de uso compartido.
Ahora toca oposición. Un trabajo serio y riguroso, alejado del 'no' permanente a lo que plantean lo que gobiernan y de un 'sí' constante a propuestas, a proyectos y programas que devuelvan la ilusión y la confianza a aquellos que la han perdido.
Todo lo que no sea caminar por el rigor y el respeto a aquellos que ejercen el poder, sólo conducirá a seguir por el desfiladero rocoso de la derrota, de la desazón por darse de bruces siempre con la realidad de la oposición y de la tristeza, inmensa, por lo que pudo haber sido y no fue.
Los tiempos en política, como en la vida, son vitales y ahora ese especio es del Partido Popular.
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