Celso Ortiz
Profesor de la UAL
La carcajada sonó en la mesa contigua a la que me hallaba tomando un café con unos colegas hace un par de semanas. Fue tal el estruendo que volvimos la cabeza y vimos a un conocido habitual del establecimiento partido de la risa a la vez que mostraba una página de este periódico a sus compañeros de mesa los cuales se unieron al jolgorio con grandes risotadas y aspavientos. Los componentes de mi mesa y yo mismo debimos mostrar un gesto con evidentes signos de curiosidad y nuestros vecinos nos hicieron partícipes del motivo de su algazara alargándonos el diario donde destacaba el siguiente titular: "Segura Vizcaíno considera que ha llegado su momento en el partido". Aunque con menos estridencia, no pudimos evitar una sonrisa cómplice ante semejante declaración de un político al que no se le conoce actividad alguna fuera del partido, instalado en la organización moviendo los hilos del PSOE de la provincia desde los albores de la actual democracia, superviviente de todas las batallas que se han librado en su seno, estratega donde los haya pero ejerciendo el poder siempre desde la trastienda.
Reflexionando sobre los hechos, uno se pone a pensar y deduce lo lejos que se encuentran algunos políticos de la realidad social, porque el protagonista de esta historia no es el único del cuerpo cuyas palabras suenan a chiste, sino que sobraría material para que Luis Carandell, si viviera, escribiera una segunda parte de su "Celtiberia show", pero eso lo dejo para otro día.
Centrándonos en el momento, no en el de Segura Vizcaíno, sino en el del congreso que se va a celebrar el próximo día 16, es mucho lo que se juega el PSOE en esta provincia donde, en otro tiempo, llegó a tener holgadas mayorías y, desde que tomaron las riendas la última ejecutiva, va camino del precipicio.
El clientelismo de los últimos años ha dado lugar a un empobrecimiento del partido en la medida que se han utilizado las instituciones para controlar el poder poniéndolas en manos de los más fieles al aparato, ignorando lo que interesa al interés general, mirando para otro lado aún cuando se manifestaba la opinión pública denunciando comportamientos disparatados como el de los asesores de la Diputación. Obsesionados con el control del partido, en los últimos congresos provinciales, todo se ha ventilado en clave interna, produciéndose una fracción con el electorado que ha ido creciendo hasta el resultado desastroso del 22 de mayo.
El próximo día 16 es clave para que el PSOE recupere la credibilidad y eso sólo lo veo posible si una cara nueva como la de José Luis Sánchez Teruel gana el congreso. Cualquier otra opción de cambio, lo dicho, suena a chiste.
Reflexionando sobre los hechos, uno se pone a pensar y deduce lo lejos que se encuentran algunos políticos de la realidad social, porque el protagonista de esta historia no es el único del cuerpo cuyas palabras suenan a chiste, sino que sobraría material para que Luis Carandell, si viviera, escribiera una segunda parte de su "Celtiberia show", pero eso lo dejo para otro día.
Centrándonos en el momento, no en el de Segura Vizcaíno, sino en el del congreso que se va a celebrar el próximo día 16, es mucho lo que se juega el PSOE en esta provincia donde, en otro tiempo, llegó a tener holgadas mayorías y, desde que tomaron las riendas la última ejecutiva, va camino del precipicio.
El clientelismo de los últimos años ha dado lugar a un empobrecimiento del partido en la medida que se han utilizado las instituciones para controlar el poder poniéndolas en manos de los más fieles al aparato, ignorando lo que interesa al interés general, mirando para otro lado aún cuando se manifestaba la opinión pública denunciando comportamientos disparatados como el de los asesores de la Diputación. Obsesionados con el control del partido, en los últimos congresos provinciales, todo se ha ventilado en clave interna, produciéndose una fracción con el electorado que ha ido creciendo hasta el resultado desastroso del 22 de mayo.
El próximo día 16 es clave para que el PSOE recupere la credibilidad y eso sólo lo veo posible si una cara nueva como la de José Luis Sánchez Teruel gana el congreso. Cualquier otra opción de cambio, lo dicho, suena a chiste.
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