Rafael Leopoldo Aguilera
Director del Instituto de Estudios Almerienses
Hemos llegado a una situación tan crítica en la macroeconomía, con repercusión en las economías domésticas, que no hay más remedio que adoptar medidas conducentes a aminorar el Estado del Bienestar Social sí queremos seguir conservando y manteniendo determinados derechos en los ámbitos educacional, sanitario y servicios sociales. No podemos continuar siendo un país que esté basado en la presencia “finita” de entidades territoriales e institucionales por todo el territorio nacional. Es necesario revisar la Organización Territorial del Estado en el marco constitucional, sí queremos aligerar el peso cansino de tanta diversificación competencial, a lo que sumamos una sobredimensión numérica de empleados sin proceso selectivo alguno, que han sido fuente salvífica electoral.
Todas las ayudas económicas y medidas fiscales para cualquier cuestión que se plantee, que no sea la creación de empleo, es un grave error. El único objetivo es crear empleo, y se crea empleo desde la vertiente empresarial privada, estableciendo medidas conducentes para facilitar la incorporación de ciudadanos para la creación de pequeñas y medianas empresas. Para ello, hay que aligerar impuestos, tasas y relaciones laborales, junto con fuentes de financiación, que permitan la implementación de proyectos.
España podrá salir de este atolladero económico y social sí somos capaces de arrimar todos el hombro con pasión en sus respectivos ámbitos organizacionales y funcionales que permitan una optimización y racionalización de los recursos, y apostar por apoyar las iniciativas empresariales y domésticas para dinamizar el sector económico.
La reducción del gasto público es un factor importante, sin que sea la panacea del milagro único para encender la mecha de la recuperación económica, sino la adopción de otras medidas económicas y sociales conducentes a revitalizar la economía y la confianza en los mercados, como pueden ser flexibilizar las relaciones laborales, bajar los impuestos de forma sustancial, estabilidad en los precios, contención en los salarios, líneas de créditos para la puesta en funcionamiento y el mantenimiento de empresas, comenzar una reindustrialización y potenciar el sector servicios con especial referencia al turismo, no solo de sol, sino de inversión.
La creación de la marca España es necesaria, tal y como ha indicado Eloísa Cabrera Carmona, pero con las últimas actuaciones deplorables de algunos ciudadanos, que en muchas ocasiones no son ni españoles, ante la visita del Papa a Madrid, criticando la misma con violencia dialéctica y física, y en otros lugares del país, como Lloret de Mar, con cargas policiales hacia un turismo extranjero provocador y alcohólico de 100 €, no dan la imagen exterior de un país tolerante y con seguridad jurídica para poder ser visitado con la confianza, para que cualquier persona o entidad quiera venir a invertir o pasar un periodo de tiempo.
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