El poeta Juan Ramírez, natural de un pequeño y gran pueblo almeriense, Huécija, se refiere a La Fabriquilla de esta guisa: “Paraje La Fabriquilla honra de propios y extraños ¡qué lugar más fascinante nos ofrece al visitante! Desde este lugar singular contemplar una puesta de Sol sumamente interesante que a todos nos maravilla. Uno de los encantos de este trocito de tierra es el de sus gentes sencillas que acogen al visitante. En el siglo diecinueve minas de plomo había y en este mismo lugar dicho mineral se fundía. Agua más cristalina del mar y agua más transparente es difícil de encontrar al humano que lo intente. No digamos de la arena tan limpia y tan atrayente que invita a toda la gente por la misma a pasear. Hace unos cuantos años estaba esta playa olvidada y ahora sus habitantes atónitos se están quedando del rumbo que va tomando. Entre montaña y el mar de este parque tan divino apareces tú, Fabriquilla tan solemne y especial. Y también podemos ir a ver ese “FARO” imponente que alerta a los pescadores de las rocas tan agrestes. Si Parques Naturales hay en toda nuestra Almería, La Fabriquilla es lo mejor de Andalucía”.
Playa de La Fabriquilla |
Situada al Sureste de Almería, en pleno Parque Natural, La Fabriquilla es un pequeño apéndice del Cabo, que pertenece desde siempre a dos términos municipales: Almería, cara al mar y Níjar, monte arriba. La frontera estaba, y sigue estando, en el Camino de la Marina , hoy físicamente desaparecido, pero vigente en los catastros correspondientes y en la mayoría de escrituras de propiedad de los vecinos de esta barriada. Este camino, que a su vez era prolongación del Camino viejo de Cabo de Gata, entraba por lo que ahora es calle Alcaraz y salía de La Fabriquilla por la de Ancón, dirección Faro. En los mapas cartográficos aparece como un núcleo diseminado y casi fundido entre la montaña y la playa, donde se observa cómo el salitre y el mar forman parte del barrio. Goytisolo describe muy bien el sentido austero y sencillo de unas viviendas de líneas rectas, escasamente decoradas, ausencia de huecos y pensadas para hacer frente a los vientos y al calor. Dice el escritor: “Las casas asemejan casi fortines”.
La huella humana ha conformado la naturaleza y el paisaje de La Fabriquilla y el Cabo. Las numerosas culturas que pasaron por aquí dejaron constancia de su presencia. Las montañas del Cabo fueron testigos del paso y colonización de fenicios, griegos, cartagineses, romanos, musulmanes y cristianos. Todos y cada uno de ellos aportaron algo de su particular idiosincracia.
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