La razón de la sinrazón

Juan Carlos Tortosa
Empresario autónomo
Estas imágenes, que parecen sacadas de unos  pasatiempos tipo “encuentra las siete diferencias”, me hacen reflexionar sobre el pensamiento humano, sus valores y la facilidad de manipulación de los mismos. ¿Cómo es posible que viendo esta imagen de Alexanderplatz tan llenas de vida, de una vida apacible, de convivencia, tolerancia, paz y armonía en nuestros días, y esta otra de guerra, destrucción, odio y xenofobia, podamos estar ajenos a la reflexión o a la pregunta que nos aclare el detonante de las distintas situaciones y las actuaciones a realizar para evitar estas diferencias?
Siempre justificamos estos actos por las diferencias evolutivas del pensamiento. Nos hacen creer y por ello creemos firmemente que ahora estamos preparados para afrontar los problemas desde otra óptica, con las experiencias vividas, que nos hacen inteligentes y seres con razonamiento.
Hemos superado diferencias culturales y étnicas, crisis económicas que nos llevaron al borde de la bancarrota, individual y colectiva, hemos aprendido a convivir con distintos pensamientos políticos entre nosotros, aprendiendo a observar y analizar todas estas situaciones para obtener las garantías suficientes de actuar en consecuencia con coherencia y sentido común.
Pero, ¿sabemos cuánto tiempo ha pasado desde una imagen a la otra? ¿Sabemos cómo y qué pensaban los ciudadanos de la época?
De entrada me paro a pensar en que sólo han pasado escasamente cincuenta años. Aún en nuestros días encontramos gran cantidad de personas que vivieron en primera persona los días que reflejan las imágenes de guerra y destrucción.
Ha pasado muy poco tiempo, desde el punto de vista evolutivo somos idénticos a los protagonistas de la época, quedando demostrado en las conversaciones que afortunadamente podemos mantener con ellos, conversaciones que nos hacen reflexionar sobre el momento que estamos viviendo.
Somos y pensamos como nos hacen ser y pensar. Estamos muy influenciados por la manipulación de los medios de comunicación y por el sistema administrativo público y la actual economía social y de mercado. Que de forma subliminar nos empujan a actuar como los que rigen los designios del sistema quieren que actuemos.
Quizás por estos motivos surjan los movimientos de indignación promovidos por los jóvenes y que no todo el mundo ve con buenos ojos. Lógicamente al no estar de acurdo con el sistema, los que estamos insertos en el mismo no podemos analizar y mucho menos aprobar sus pretensiones. Para nosotros es algo utópico y que no puede llevar nada más que al camino de la anarquía y la ruptura social de las naciones.
Por ello creo que la única vía es la del consenso, la de escuchar a todos los que participamos de la composición del tejido social actual, la de recoger las distintas ideas y análisis de todos estos componentes. Y desde el respeto mutuo a las libertades individuales con las limitaciones propias del comienzo de la libertad de los demás individuos y colectivos, debemos ir configurando una nueva sociedad apoyada en un nuevo sentido de la educación y formación, como pilares indispensables para soportar coherentemente la masa social. Todo ello basado en el sentido común y el consenso anteriormente indicado. Sin discriminación alguna por motivos de género, raza, pensamiento o edad. Estando todos implicado directamente en el mantenimiento de los pilares que sostienen la sociedad actual. Juntos debemos evitar las situaciones de control por parte de los que toman las decisiones públicas, decisiones que aun creyendo que no pueden empujarnos a repetir capítulos de la historia reciente, están totalmente capacitados y si cabe con más poder gracias a los avances tecnológicos, para sumirnos en el caos nuevamente, con la única intención, históricamente demostrada, de ansia de poder y manipulación del sistema social con fines lucrativos individualizados para los mismos de siempre. Que no son más que los humanos que han nacido con el don del engaño y el poder de la manipulación. Nada más lejos de la realidad puede dar similitud a estas reflexiones con las expuestas en sentido de manipulación.
Lo único que persigo es el despertar de la reflexión y de la capacidad humana de análisis y razonamiento, habiendo utilizado imágenes de nuestra querida Alemania, país que está en boca de todos como ejemplo a seguir por su crecimiento económico dentro de la crisis que estamos atravesando. Para que seamos capaces de informarnos y aprender cómo viven, como actúan y cuáles son las verdaderas diferencias con nosotros, los españoles. Todo ello sin que nadie nos los cuente, analizando nosotros mismos, con la lectura y con las posibilidades de conocer directamente la forma de vida del pueblo alemán en su tierra.
Merece la pena comprobar ín situ que casi no hay diferencias, si quizás algo más de identidad de un pueblo, construido,  como hablaba al principio, desde el forjado de los pilares de la educación y el respeto ajeno, pero menos influenciable aparentemente y capaz de no olvidar las situaciones pasadas poco tiempo atrás.
Si todos ponemos un poco de nuestra parte podemos estar al mimo nivel, con nuestras diferencias que nos hacen únicos y nuestra propia identidad, que nada tiene que envidiar al pueblo alemán ni a ningún otro, aun teniendo cada uno características e ideas que serían muy aconsejables a la vez que enriquecedoras para nuestra cultura y nuestra sociedad, como tienen cada uno de los pueblos que habitan el planeta, incluido nuestro pueblo español, que ni que decir cabe somos también envidiados en muchos aspectos por los ciudadanos de los demás países.
Desde la experiencia vivida y la trasmisión de puntos de vista…

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