Las diputaciones, otra vez

Emilio Ruiz
www.emilioruiz.es

Esta vez ha sido Rubalcaba. Antes fue Felipe González, y antes, Aznar. Están sentenciadas: a las diputaciones únicamente lo que les falta es que le pongan la mortaja. Y bien que nos la han metido. Creo que la mayoría de españoles hemos sido víctimas de un engaño, de un fraude. Porque, en su día, si nos hubieran dicho que la división territorial del Estado en comunidades autónomas iba a ser a costa de suprimir las provincias, una y mil veces hubiéramos dicho que no. Y ahora, que tampoco nos vuelvan a engañar. Que sean claros: si hacemos desaparecer el organismo que gobierna la provincia –las diputaciones-, lo que está de más es la propia provincia.

La Constitución del 78 organiza el Estado en “municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan”. El anterior Estatuto andaluz decía que “La provincia es una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por la agrupación de municipios, y constituye, también, ámbito territorial para el desarrollo y gestión de las competencias y funciones de la Comunidad Autónoma”. El nuevo Estatuto, este artículo lo sustituyó por otro que dice así: “La provincia es una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por la agrupación de municipios”. Como se ve, se tragó todo el final del párrafo. Dejó a las diputaciones sin su tarea principal, cual era gestionar en la provincia las competencias regionales. Todo muy intencionado.
Diputación de Almería

Creo que no me equivoco si digo que la mayoría de españoles sienten más apego a la provincia como ente territorial que a la comunidad autónoma. Quienes siempre hemos creído que ambos amores podían y debían ser compartidos sentimos ahora cierta sensación de engaño. Pero, en fin, nos daremos de baja del Almería para hacernos socios del Betis o del Sevilla. Que por lo que se ve, es lo que quieren.

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