Marca España, la solución en nuestras manos

Eloísa Cabrera

Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Roquetas de Mar

Eloísa Cabrera, con Rajoy, en la Feria del Pulpo

La sorpresa es una sensación que llega sin esperarla. Un elemento que ejerce una impresión personal ante el acontecer más inesperado. Y eso es, exactamente, lo que originó mi deseo de poder contar en primera persona el orgullo que se siente en la representación del sector más importante de la economía almeriense, y la gratificación que se otorga a las personas que desinteresadamente nos dieron la oportunidad de promocionar nuestras hortalizas desde Carballino, una localidad preciosa de la provincia de Orense. Es allí, dónde se organiza la Feria del Pulpo, considerada por muchos la feria gastronómica más importante de España.

Y reitero, sorpresa, porque nunca podía esperarme un apoyo tan incondicional, una muestra de fortaleza tan indestructible, unas ganas tan fervientes de defender los nuestro, y sobre todo, el refuerzo justo que las hortalizas almerienses se merecían después de la crisis que provocó la injusta alarma sanitaria alemana.

La agricultura en nuestra provincia es nuestro principal motor económico. Almería tiene invernadas unas 27.000 hectáreas, con una producción total de 2.200.000 toneladas, pero lo más importante en un momento como este, dónde el paro es el gran drama nacional, es que el campo, como les gusta llamarlo a nuestro agricultores, da trabajo de forma directa a 64.000 personas y de forma indirecta a 78.000. Es decir, 142.000 personas trabajan en este sector en una población total que no llega a las 700.000 personas. La provincia vive, se mueve, trabaja, avanza y se desarrolla gracias a la agricultura desde 1963, fecha en la que en Roquetas de Mar se hace el primer invernadero. Almeria tierra de emigrantes, empieza a convertirse en tierra de inmigrantes. Y todo con el esfuerzo ímprobo de unas personas que sin mirar a Administraciones, subvenciones o ayudas, pusieron todo lo que tenían en manos de las entidades financieras para construir una Almería distinta, única e irreconocible en esas fechas. Eso es lo que ha estado en juego en unos pocos días, la imagen, el honor, la calidad, y con todo ello, la comercialización, precio y futuro de nuestra agricultura.

La Feria del Pulpo de Carballino, es verdad que algo puntual y específico, ha sido un ejemplo de lo que, unidos, puede llegar a conseguirse. Una “marca España” pudiera ser una de las muchas soluciones que el sector necesita. Una marca que fuera sinónimo de calidad en el producto, fuerza en lo comercial, y competitividad en el mercado. Una marca que supiera enfrentar los restos del futuro, hacer frente a las guerras comerciales desleales que se lanzan desde distintas multinacionales específicas, y que en sí misma, conllevará la solidaridad de todos las comunidades de nuestro país, sin fisuras. Esto que pudiera ser algo, para muchos idílico, debe empezar su dificultoso camino desde un Ministerio dedicado en exclusiva a ello. La promesa de Mariano Rajoy, precisamente en la Feria del Pulpo, de volver a instaurar el Ministerio de Agricultura y Pesca cuando sea Presidente del Gobierno es esa primera nueva que hace albergar todas las esperanzas. Y es que el ejemplo era obvio. Galicia, y su “pulpo”, Almería y sus “pepinos”, componían ese enjambre necesario en defensa de lo nuestro. La alianza del sector pesquero en ayuda del agrícola, en este caso concreto, es la prueba fehaciente que la promoción comienza con la unión de territorios y el interés mutuo de conseguir una España mejor a través de los dos sectores económicos más tradicionales e importantes de nuestro país.

Hasta ahora, solo hemos visto como Europa domina a un Gobierno español que ni puede, ni sabe, tomar medidas encaminadas para la defensa de sus ciudadanos. Hemos visto como Zapatero o Rosa Aguilar se plegaban a las decisiones europeas sin, ni tan siquiera, alzar la voz y poner condiciones. Hemos visto, como la ausencia de medidas para potenciar uno de los sectores, llamados a sacarnos del agujero negro económico en los que nos ha hundido este Gobierno, ha sido la constante de las dos últimas legislaturas. Y lo peor de todo, hemos visto, como nuestros agricultores soportaban solos y sin protección la caída de precios, la subida de costes y los incumplimientos de Terceros Países en los requisitos de entrada del contingente a Europa. Y todo ello, huérfanos de todo, sin rumbo fijo y sin nadie que comandara un barco que sólo podía dejarse llevar por la corriente “sin nombre, sin patrón y sin bandera”.

Es hora de tomar medidas, es el momento de hacer bueno el sentimiento, es verdad y reitero la palabra con la que comencé el artículo de sorpresa personal, que ha supuesto mi presencia en Carballino: el sentimiento de la unidad, de la promoción conjunta y del trabajo por y para lo nuestro. Conseguirlo, está en nuestras manos.