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Moreno Alarcón, la calidad como razón de ser

Antonio Torres
Director de Canal Sur

Decir en Almería Moreno Alarcón ya constituye un plus de calidad. Ha muerto un amigo entrañable, amable y un empresario muy profesional, inteligente, cercano, el que modernizó Almería. Al promotor de la industria cementera,  Asempal, Oliveros y las torres de la Térmica de Almería. A Juan José Moreno Alarcón (Riopar, Albacete, 1933-Gijón, 2011) le importaban los amigos, sin tópicos, la familia y los nietos. En sus obras, todas singulares, ha quedado el reflejo, el talento y la calidad. Sus aficiones futbolísticas se concretaban en el Real Madrid, con asiento en el Bernabéu y su Almería del alma. Era un habitual en los descansos del palco del Mediterráneo aventurar resultados y casi siempre en el punto de encuentro del bar de José María Berenguel su saludo era también una pregunta: “Antoñico, ¿cómo se están haciendo las cosas? Un día bajó al vestuario, gracias a las buenas y eficaces maniobras de su amigo Joaquín Amérigo, de Canal Sur,  para que Kanouté y Crusat entregaran sus camisetas a sus nietos Juan José, que reside en Sevilla, y a Martín Rodríguez.

Sobre política sistemáticamente estaba bien informado de las cosas de Madrid o Almería. El propio José María Berenguel estaba ayer con las lágrimas que le reventaban. Ël y muchos de los que somos habituales de las tertulias de ese bar tan cercano e íntimo no nos hacemos a la idea de la desaparición de un hombre tan trabajador hasta el último suspiro. Tras las pequeñas vacaciones por Asturias pensaba regresar a la Feria de Almería y disfrutar de su verdadera pasión: los toros. Antes tenía una cita con José Tomás y Víctor Porto en Ciudad Real. Hace varios años recuerdo que por San Isidro en Canal Plus nos enteramos de la dedicación y admiración de toreros famosos a su conocimiento dedicando la faena de la tarde.

A Juan José Moreno Alarcón lo conocí durante mis inicios profesionales, pero afiancé amistad cuando el desaparecido Luis Baquero y el primer director del centro de producción de  Canal Sur  en Almería, Manuel Arroyo, le alquilaron la sede de RTVA en el Centro Residencial Oliveros, donde permanecimos desde 1989 hasta el año 2002. Don Juan José era un hombre poliédrico y sabia lo que vale un peine. Siempre generoso y a sabiendas de donde procedía, colaboró en la construcción de la Iglesia de Santa Teresa de Almería y ha ayudado en el anonimato sin aspavientos.  Nunca olvidó sus orígenes y eso ya es un síntoma clarividente de inteligencia.  De los años difíciles de la posguerra, cuando siendo todavía un chiquillo recorría La Mancha encaramado a un desvencijado camión, vendiendo pueblo a pueblo los tirantes de madera que hacía su familia, Juan José ha conservado un amor incondicional por la tierra donde nació.

El pasado lunes en la terraza de la Térmica saludé a su esposa, Sagrario, y me dijo que Juan José estaba en Riopar.  Ese amor por la tierra que le vio nacer se ha concretado ahora en la creación de Bodegas Calar, un proyecto ilusionante en el que ha involucrado a toda su familia y con el que aspiraba, lo están consiguiendo por la tenacidad de su yerno Paco Rivas, como no podía ser de otra manera, a hacer el mejor vino de La Mancha. Defensor declarado del trabajo bien hecho, nunca dejó ningún detalle al azar. El cuidado de las cepas, la vendimia manual, la selección de las uvas en dos mesas, las mejores barricas francesas dan como resultado unos vinos de los que se sentía legítimamente orgulloso. Calar del Rio Mundo y Ábrego, son los nombres de estos vinos. Precisamente, mi última conversación fue por teléfono. Le pasé al teléfono a Juan Manuel  del Rey del tablado El Rincón de la Morería de Madrid quien le felicitó por los vinos. “Me gusta hacer las cosas con gusto para la gente y para mí también”, una de las constantes.  Y para cerrar la conversación le anunció que en noviembre nos cogeríamos un avión para recordar sus tiempos de cliente del citado establecimiento que tiene como figura a Blanca del Rey, muy imitada por su baile del mantón y a la que conocía personalmente y que el próximo fin de semana recibirá un homenaje nacional en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión.

Moreno inició su actividad en Almería a finales de 1954. Dos años después fundó la mercantil Moreno Alarcón, S.A., junto con su hermano Antonio, ya fallecido, con quien compartió toda su vida empresarial, y quien constituyó su alter ego. Juan José está casado con la sencillez e inteligencia de saber estar en todas las circunstancias de Sagrario. Sus hijas son Sagrario, María José y Carmen. Su empresa nació para canalizar la actividad comercial como representante de Cementos Alba, dando forma jurídica a su inmensa labor comercial. Cementos Alba consiguió tener una cuota de mercado en la zona asignada de más del 90%, y ello a pesar de la fuerte competencia que sufrió desde Málaga y Valencia. Para la obtención de dicha cuota, lo más valorado por el cliente era la profesionalidad en el trato y el suministro diligente. Como complemento a la actividad de transporte, fundó una estación de servicio con talleres mecánicos y lavadero de camiones, bajo la forma jurídica de estación de servicio Las Lomas. La instalación de una fábrica en Gádor se debió fundamentalmente a su tesón. Llegó a adquirir personalmente los terrenos donde luego se asentaría aquella con el fin de garantizar la disponibilidad de los mismos, comprometiéndose además a comercializar la producción total de la fábrica, cosa que hizo desde su puesta en marcha hasta su posterior venta al grupo suizo Holderbank. España ocupó en el periodo 1975-1985 el primer lugar en la lista de principales países exportadores de cemento compartiéndolo con Japón.

Juan José Moreno Alarcón
Los primeros ascensores llegaron a los edificios de promoción social de Santa María del Aguila de la mano de Moreno Alarcón en los años de crecimiento del sector agrícola. En los setenta forma parte de Ofitesa, la cual iniciaba su andadura con la adjudicación de la construcción de dos hoteles en Aguadulce, que había sido recientemente calificada como de interés turístico, por lo que las inversiones que se hacían en dichos centros tenían una consideración fiscal favorable para las empresas inversoras. Consecuente con su forma de ser, Moreno decidió racionalizar la producción. Creó una nueva sociedad metalúrgica, denominada Talleres Oliveros, S.A., con nueva maquinaria y con un personal cualificado. Por circunstancias adversas del momento, no se pudo ampliar la actividad con nuevas líneas de producción. Liberados los solares de la antigua fábrica, se impulsó, contra el criterio de algunos socios, la actividad promotora denominada Residencial Oliveros, edificio que representó la modernidad como en la primera década digital lo representa su obra de la Térmica, junto al Maestro Padilla.

Hay que resaltar el papel que desempeñó Juan José Moreno en el asociacionismo empresarial, participando directamente en la constitución de la Asociación Empresarial de la Provincia de Almería, siendo elegido primer presidente en el año difícil de 1977. “Si los trabajadores no ganan dinero, la empresa no funciona”, fueron sus primeras palabras. Marcó una línea defensora de los pequeños y medianos empresarios, trabajando desde la sociedad, por y para ella, asumiendo riesgos y creando riqueza. El que fue ministro con UCD, el desaparecido, Rodríguez Sahagún, se convirtió en estrecho colaborador para modernizar al sector empresarial. José María Cuevas le impuso la medalla de Asempal (1986). La crisis de la construcción no ha podido con los profesionales inteligentes que desde siempre tienen la solvencia de tener los pies en el suelo. Hoy martes estaremos en su Riopar natal para despedirlo. Ha muerto como él quería, acompañado de los suyos.  Es de esas personas que dejan huella y que será difícil olvidarlo.

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