Yo soy el líder

Rebeca Gómez
Economista

Mientras la estructura se derrumba, ha surgido en el PSOE una nueva crisis de liderazgo. Primero fue Zapatero, que al negociar la secretaría general de los socialistas convino entrar como elefante por cacharrería, y que al llegar al Gobierno pasó por él como el caballo de Atila. Más tarde, las fugas, pues lo cinchado tiende a buscar salida. El equipo negociador no había previsto que el escenario de dureza para quienes no aciertan a vivir cautivos estallaría. Rupturas y salidas removieron los intereses de algunas familias. Y creció el frente de oposición dentro del propio partido socialista. Zapatero, Blanco y Rubalcaba pactaron pulso y alineamiento. Y perdieron.

La cúpula no podía permitir que alguien le rebatiera. Tenían que apagar el fuego. Habían apostado fuerte, volcado su maquinaria, elegido a quien no cuestionaría, para prensar de nuevo la línea de sumisión que había marcado la directiva. A través de la ministra Jiménez midieron sus fuerzas con un joven madrileño, Tomás Gómez, para ellos antes indefenso. Cómo pensar que perderían. Y perdieron.

Se desvanecía la estrategia que había capitaneado Rodríguez Zapatero. Pero, ¿cómo sucumbir ante ello? Reconducirían. Se asegurarían el control del partido, de nuevo. Con Ferraz en el Gobierno, el debate de la sucesión de Zapatero quedó al albur de veladas especulaciones. Chacón fue asesorada: parecía ser su momento. Otro imprevisto para quienes pactaban el aseguramiento en el poder, el del PSOE y el del Gobierno, o al menos, el del grupo socialista en la oposición en el Congreso.

La ministra fue invitada a renegar de su intención de batirse con el experimentado Pérez Rubalcaba. La cúpula no podía permitirse otro fracaso como el de Madrid. Y Chacón dejó paso a la designación, por Zapatero, del candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Mientras, Blanco seguía negociando. Y pactando. Y Rubalcaba se preparaba para presentarse a la opinión pública como un renovado candidato con el expediente limpio. Como si no hubiese sido mentor y ejecutor de las políticas del Gobierno de Zapatero.

Pero su inestabilidad interna va minando las relaciones entre los socialistas, que viven la mayor crisis en la historia de su partido. Una parte de la negociación ha fallado y el liderazgo de Pérez Rubalcaba ha comenzado a ser cuestionado. Demasiados intereses inconfesados que alejan al candidato de la secretaría general de los socialistas tras las elecciones generales. Pero ya no pueden cambiar de candidato.

Para paliar la crisis de liderazgo, los estrategas de la campaña buscaron la comparecencia de varios miembros del Gobierno en alineamiento. Tenían que reafirmar a su líder. A su candidato. Hasta que el propio Pérez Rubalcaba tuvo que autoproclamarse líder: “el líder del PSOE soy yo”, subrayó como aviso en una entrevista en RNE. Y se dibujó en el horizonte el liderazgo perdido en la dirección socialista.

Al tiempo, y ante el oído atónito de quienes asistieron, durante más de año y medio, a la irresponsable negación de la crisis, convenida llamar “desaceleración” por el Gobierno de Zapatero y Rubalcaba, el candidato socialista ha vuelto a restar importancia a la crítica situación de nuestra economía -“hoy, más que de crisis, hay que hablar de inestabilidad”, afirma-. En la misma línea, la ministra Salgado hablaba esta semana, de nuevo, de “desaceleración”, ante la alarma por la prima de riesgo en España y la caída del IBEX.
Los socialistas andan sin rumbo, buscando ubicación para quienes llevan viviendo de la política toda la vida y no se plantean dejar de hacerlo. Se acaba el tiempo en las empresas públicas, fundaciones, agencias y organismos autónomos paralelos creados por los gobiernos socialistas. Se acaba el tiempo para las recolocaciones y conversiones de los contratos de tantos cargos del PSOE afincados en el símil de administración que crearon al margen del control de los Parlamentos. Se acaba el tiempo para el aseguramiento en los puestos.

Y el PSOE, y el Gobierno, con la vista puesta en sus futuribles credenciales y asegurándose hacer oposición desde un escaño. Si antaño asistimos a una gestión tropezada, hoy sólo tienen conciencia para decidir no hacer nada. La deriva es tal que ya solo aciertan a dar bandazos, ya solo tienden a la parálisis por el aturullamiento y las presiones internas están terminando de despistar a quienes, hasta las próximas elecciones generales, tienen la responsabilidad de, al menos, no seguir hundiéndonos.

1 comentario:

  1. Cansina esta chica con Zapatero. ¿Qué es, que en el partido te han dado el trabajo de marcaje al hombre? Los títeres que hay que hacer para hallar un hueco en las listas al parlamento de Andalucía.

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