Alternativas a la crisis

Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia

La situación económica es tan crítica que redunda de manera muy significativa en la vida diaria de todos. Así las cosas, nos parece acertado proponer una serie de medidas con el objetivo de regenerar nuestro sistema político y que, en buena parte, coinciden con las anunciadas por aquel primer movimiento 15-M pues responden al sentido común y pueden ser compartidas por cualquier ciudadano.

La primera haría referencia a la cuestión de los privilegios de la clase política, que debe dar ejemplo pues son representantes del pueblo al que deben su existencia. Ellos viven amparados en una rebaja fiscal  o en un régimen Light de cotizaciones a la Seguridad Social a la que no tiene derecho el pueblo llano. En este momento me viene a la memoria el Antiguo Régimen, ese sistema anterior a la Revolución Francesa que se basaba en la desigualdad ante la ley ya que algunos individuos por razón de cargo o estamento gozaban de determinadas prebendas. Da vergüenza también contemplar  cómo gozan de unas remuneraciones mucho más elevadas que el salario medio de los españoles sin contar la legión de asesores, coches y chófer ambos oficiales, dietas…Como diría Mourinho: ¿Por qué? Pues, muy sencillo, porque ellos son los legisladores. Otra medida urgente a tomar sería la de eliminar la inmunidad de la que gozan que les permite vivir a su antojo o la prescripción de los delitos de corrupción. Además estoy de acuerdo con la necesidad de sancionar a los que hacen dejación de funciones o se caracterizan por el absentismo laboral. Y, por respeto al resto de ciudadanos, deben desaparecer igualmente las pensiones vitalicias de diputados, senadores…

También estoy en sintonía con los que defienden la necesidad de eliminar el Senado, esa Cámara Alta que también responde a un pasado de elitismo social cuando la sangre azul era la dominante, mientras se ignoraban tanto el trabajo como la capacidad intelectual. Por otra parte, hay países donde el número de Senadores es muy reducido, como Alemania o Estados Unidos e incluso en otros Estados (caso de Noruega, Suecia, o Dinamarca) no existe el Senado. Los grandes teóricos del derecho internacional y constitucional opinan que es una cámara innecesaria, prescindible y que está en extinción, ¿entonces por qué tenemos que mantener a 260 senadores? Porque, queridos lectores, esta Cámara de “Padres de la Patria” supone más de 3.500 millones de euros cada año más los que supuestamente hay que pagar para las traducciones a las diversas lenguas del Estado.

Más medidas: rebajar  la ingente cantidad de millones de euros que aparecen en los Presupuestos Generales de cada año para Diplomáticos (en España hay más que en Alemania y Reino Unido), transferencias a Sindicatos, Partidos Políticos, Organizaciones Empresariales, Fundaciones opacas… Hay quien afirma que rebajando un 30% todas estas partidas  podríamos ahorrar 45.000 millones de Euros y no haría falta tocar pensiones, sueldos de empleados públicos…

Además, para regenerar es de vital importancia invertir en I+D+I, porque la investigación y la ciencia nos llevan al progreso y al bienestar. España se tiene que convertir en un país de ideas, de innovadores y emprendedores a los que debe ser destinado el dinero público. Sin embargo, por mal camino vamos si pensamos en recortes educativos, bien sea aumentando horas lectivas de los profesionales o, lo que es peor y  de forma más encubierta,  aumentando ratios en la Universidad (con lo cual el Plan Bolonia se convierte en una utopía) o en la Enseñanza Primaria y Secundaria que vienen a rebajar el nivel de atención a cada alumno en detrimento de la calidad de la enseñanza y de la capacidad de los profesores para estar presentes y atender a sus discípulos.

No me olvido tampoco de las grandes fortunas y entidades bancarias que deben aceptar por solidaridad algún aumento en el tipo impositivo ya que podría ser vital para un buen número de ciudadanos en situación límite. Es necesario establecer un mecanismo de  control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.

Hasta aquí algunas de las alternativas que planteamos en consonancia con el sentir de numerosos ciudadanos.

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