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El déficit de lo público

Antonio Medina Guevara
Escritor

Leo cada día, a cada minuto, que el principal problema de España y de otros países es el déficit público. Y yo, después de tanto leer sobre el asunto, he llegado a la conclusión de que tantos sesudos y estudiosos de “lo  publico” no deben de estar equivocados. Creo que no; que no están equivocados. Aunque también creo que confunden “lo público”  con lo que publican.

Es verdad (eso nadie lo discute) que un Estado es como una gran familia que no debe de gastar más de lo que tiene, porque al final se endeudará y tendrá que trabajar el doble si quiere ponerse al día; eso, si encuentra trabajo doble, porque ya es muy difícil encontrar un trabajo “simple”. Pero suponiendo que lo encontraran los que están en edad de trabajar de esa gran familia, también hay otras modalidades de ahorro familiar, aunque, por supuesto, que trabajar es lo primero.

Un ejemplo: supongamos una gran familia con muchos hijos en edad de trabajar, además de abuelos, niños y jóvenes de colegio o universidad, jubilados, enfermos, etc. De esta familia, la mitad de los que están en edad de producir ya lo hacen (algunos de manera precaria) y otros están en el bar hablando de política y fútbol (o sea, que a esos podríamos compararlos con políticos de ayuntamientos, parlamento, diputaciones, empresas seudo-públicas y otras equivalentes, canales de TV públicos, etc., etc.”. Para reducir el déficit con los planteamientos de esos sesudos, en esa familia tendrían que trabajar el doble los que ya están trabajando para poder ponerse al día.

Yo propondría otra solución menos traumática e injusta, a la vez que más racional.

Primero: Dirigir todos los esfuerzos a generar empleo; para eso nada más inmediato que hacer pasar por “caja” a cuantos se han enriquecido (algunos de manera fraudulenta) y  cobrarles la parte que en justicia deberían de haber pagado.

Segundo: A todos esos holgazanes y oportunistas e improductivos del “bar”, despedirlos y que se pusieran a trabajar como cualquier ciudadano.

Y tercero: Anular subvenciones dudosas, revisar a la baja los acuerdos con la Santa Sede, quitar privilegios injustos a congresistas, políticos, sindicalistas, etc.; poner coto a los gastos de los mismos mediante un plan de auténtica austeridad, privatizar los canales autonómicos para que vivan solo de su cometido, no pagar más a ningún tipo de expresidente o expolítico, que ni falta que le hace…

Según el estudio del periodista  Daniel Montero en su artículo “La Casta”,  que recoge en 280 páginas los privilegios de sus señorías y otros igual de “despistados”, se ahorraría más que suficiente para acabar con el déficit de esta gran familia llamada España.

Pero claro, yo pongo el ejemplo de una gran familia y de cómo se provoca el déficit familiar, y en cambio, no expongo que en esa gran familia los que tienen que dar ejemplo (los padres) son unos vividores que quieren que todo siga igual en su familia. Mal. Muy mal ejemplo para sus hijos…

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