Antonio Fernández
Periodista
Es el eterno debate de dónde se vive mejor, en la ciudad o en el campo. Un estudio elaborado por Francisco Joaquín Cortés, economista que desarrolla su trabajo en la Fundación Cajamar, deja claro que a la hora de evaluar la calidad de vida de los ciudadanos es preciso tener en cuenta infinidad de variables que van desde el precio de la vivienda a la disponibilidad de un entorno ambiental adecuado, desde la conexión a las nuevas tecnologías a la relación ingresos/gastos.
Vera es uno de los pueblos donde, según el estudio de Cajamar, mejor se vive |
Los resultados del análisis son en cualquier caso tan concluyentes como explicativos: viven mejor aquellos que residen en entornos escasamente degradados, en zonas rurales bien comunicadas y donde los precios de la ‘cesta de la compra’ o de la vivienda aún no se han contagiado de la locura que ha supuesto en estos años la ‘burbuja inmobiliaria’. Para establecer ese índice de calidad de vida se han superpuesto infinidad de datos que incluyen los relacionados con la vivienda (estado, antigüedad, precio o equipamientos), la disponibilidad de servicios (transportes públicos y privados, calefacción, suministro eléctrico, acceso a redes de telecomunicaciones), las carreteras y principales vías de comunicación, el tráfico en los cascos urbanos, los aparcamientos, los precios de productos básicos como el pan, los huevos, las patatas o la carne y, por supuesto, la calidad ambiental de la que disfrutan los vecinos medida en paisajes, existencia de ruidos, contaminación lumínica, masas forestales o niveles de contaminación del entorno.
Hechas esas mediciones, tanto Almería capital como los pueblos de mayor tamaño, casos de Roquetas, El Ejido, Adra, Macael. Olula del Río o Huércal Overa, no alcanzan el aprobado y se hallan por debajo de la media provincial. Sus problemas además se han agudizado con la crisis económica de los últimos años porque son, al mismo tiempo, las áreas más castigadas por el desempleo. En esa baja valoración en lo que se refiere a la calidad de vida influyen igualmente los problemas de desplazamiento que genera el fuerte incremento del parque de vehículos para entramados urbanos no preparados para asumir ese tráfico. Los tiempos de desplazamiento son notablemente mayores en Almería, Roquetas o El Ejido (por citar los núcleos de mayor tamaño), donde recorrer un kilómetro es más dificultoso que en localidades de menor tamaño y menor tráfico.
Algunos de los pueblos considerados grandes han conseguido, sin embargo, mantener un nivel de calidad de vida superior a la media debido bien a su ubicación o bien a una planificación que les permite superar las dificultades inherentes al crecimiento. Es el caso de Laujar de Andarax, Vélez Rubio o Vera; los dos primeros porque han conseguido mantener sus entornos rurales y urbanos en un buen estado de conservación, mientras que en el caso de Vera cuenta el hecho de que su ‘explosión’ urbanística se ha producido en la zona de costa y alejada del casco urbano, que se mantiene dentro de unos límites de equipamiento ‘razonable’.
(La Voz de Almería)
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