La botica de nuestros bisabuelos

Evaristo Martínez
Periodista

“Para la tisis, caldo de gallina”, canta Joaquín Sabina con su voz rota en ‘De purísima y oro’, una de sus mejores letras en la que miraba bajo su bombín a la España de posguerra. Pero antes, mucho antes, los remedios populares ya eran habituales entre esos galenos sin titulación que afrontaban la enfermedad con tantas dosis de fe como de intuición. José Antonio García Ramos (Fines, 1946), médico titular de Albox desde 1980, ha trabajado durante más de tres décadas en investigar sobre las peculiaridades de la ‘folkmedicina’ en la provincia, un trabajo recogido en una obra no venal, La medicina popular en Almería, que tras agotar su edición llegará próximamente a las librerías de la mano de Arráez Editores.

El origen. Los datos empleados en la elaboración del libro han sido recogidos por el autor en la provincia entre 1976 y 2008, con informantes almerienses. “Almería tiene unas peculiaridades climáticas que inciden sobre sus habitantes, confiriendo carácter a sus formas culturales y pautas de conducta, algo especial por su transitoriedad tanto geográfica como histórica en la península. Por eso decidí comenzar un libro que fuera una aproximación a esa naturaleza perdida en la que se configuran los primeros ritos de la sociedad”, cuenta. “También he querido reivindicar el costumbrismo ancestral y nuestra simbiosis con la naturaleza, así como la conservación de nuestro medio cultural argárico muy degradados por la vorágine inmobiliaria”.

La metodología. Así, García Ramos ha recogido y examinado todo el material relacionado con la medicina popular en esta tierra para estudiar su utilidad para la cura y prevención de las enfermedades. “Para la medicina popular almeriense no se emplean otros útiles que los que tradicionalmente resultan de provecho para el normal desarrollo de la vida cotidiana”, detalla.

También ha estudiado plantas, animales y algo que le apasiona, el vocabulario médico popular y etnográfico. “Lo expongo en parte a lo largo y al final de la obra, donde doy algunos datos de aquellos utensilios, plantas, animales, instrumentos o costumbres que se utilizan tanto en la etnografía general como en la médica”.

Un pasado lejano. La medicina popular en Almería descubre no sólo algunos remedios originales y sorprendentes sino algunas enfermedades realmente peculiares, tanto por su nombre como por sus síntomas. Es el caso del llamado ‘Sol metío en la cabeza’, posiblemente la enfermedad más antigua que recoge el autor. “Es un proceso inespecífico de tipo febril, cuyo concepto se halla extendido prácticamente por toda la región, no siendo demasiado frecuente en otras medicinas populares. Es tal vez la enfermedad más original de nuestro folclore médico”.

‘Sacar el sol de la cabeza’ es una expresión que aparece en la comarca de Níjar y en la zona de Filabres. “La denomino como enfermedad prehistórica por las reminiscencias que pueden observarse en cuanto a los contenidos mágicos que pudo tener la trepanación durante la prehistoria”.

Doctor Indalo. Al símbolo almeriense por excelencia también se le confieren “poderes mágicos o profilácticos, en especial sobre el mal de ojo”. Así, esta figura, “ligada a la magia y simbolismo totémico”, se ponía en las fachadas de algunas casas al acabar de encalarlas.

El poder de las plantas. José Antonio García Ramos explica como desde hace milenios los vegetales se han empleado en ceremonias curativas asociadas a rezos o manipulaciones, “tengan o no sus extractos virtudes medicinales”, además de que en algunos casos el uso terapéutico de las plantas ha ido unido al poder mágico de la palabra.

Entre los ejemplos que cita en su obra, el médico se fija en dos: la ‘Artemisa’ y la ‘Ruda’. La primera se usaba sobre los ojos para extraer cuerpos extraños, “ya que sus semillas, al ser muy pequeñas, producen una abundante secreción lacrimal que hace que el cuerpo extraño se expulse”. También tiene una virtud abortiva, ya descrita por Plinio, aunque en Almería su uso es más original. “Para que las embarazadas aborten, las hojas de la planta se ponen entre la planta del pie y el calzado de la mujer a la que se quiere producir el aborto”.

Por su parte, la ‘Ruda’ se caracteriza por su mal olor y tiene muchas aplicaciones, “diciéndose de ella que incluso cura el cáncer”. El investigador cuenta cómo en Líjar y Paterna del Río se usaba para lograr la expulsión de la placenta de los ganados.
(La Voz de Almería)

No hay comentarios:

Publicar un comentario