La tradición como referente

Eloísa Cabrera
Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Roquetas de Mar

Una tradición, como acto de entrega de una generación a otra, es uno de los objetos más valiosos de la sabiduría popular, una de las más importantes herencias que se transmiten de padres a hijos, un valor añadido que tienen unas sociedades frente a otras. En nuestro país, dada su riqueza histórica, son muchos los patrones culturales que se han ido transmitiendo entre generaciones y que, dada su valía, se seguirán heredando por los que están por nacer. Es indudable que una de las tradiciones más importantes de nuestro país son Los Toros, no en vano su denominación de “Fiesta Nacional”.

Partiendo desde esta perspectiva, son muchos los juicios de valor, las opiniones y las posturas que cada persona puede tomar frente a la celebración de un festejo taurino. Todas ellas respetables, todas ellas con la lógica que cada uno quiera darle, pero todas ellas teniendo en cuenta que los toros, más que una corrida, es parte del patrimonio de nuestro país. Un valor sentimental que no podemos negar a las millones de personas que, más que gustarle, aman los toros.

Es éste un respeto mutuo que debe exigirse a todos, tanto a los que muestran fervorizados su emoción ante un pase de pecho, como a los que muestran su contrariedad ante la suerte de matar. Mi posición ante esta disyuntiva es de sobra conocida. Me considero una taurina convencida, pero no por ello insultaré jamás a nadie que no comparta mi premisa, algo que también debe exigírsele a quien parta “desde el otro lado de la barrera”. Y Barcelona este mes de septiembre es un claro ejemplo. El prohibir por prohibir, el despojar a una ciudad de un espectáculo tan nuestro como la Fiesta de los Toros es un hecho que pone el sinsentido en el valor más puro de la democracia, la libertad.

Por ello, y desde estas líneas, quiero poner de manifiesto algunos de los argumentos que me permiten estar, si cabe, más convencida de mis principios. Desde lo cultural, ya lo dijo Lorca, “los toros son la fiesta más culta del mundo”. Han generado lienzos para la historia, letras irrepetibles en forma de verso o narrativa, escultura inimaginable sin la presencia de las corridas, fotografías fundadas en lo exquisito o arte puro en el ruedo. Todo ello, más allá de la riqueza cultural intrínseca a la propia fiesta,…la bravura del toro, la fusión de naturaleza e inteligencia humana. Y es que la bravura es una condición natural del animal, pero a la vez es una creación humana, gracias a siglos de estudios (desde los Cartujos en el S.XIV) de la genética y comportamiento animal. La continuidad de este trabajo por generaciones nos ha regalado el toro de hoy. Un patrimonio inmaterial de la humanidad, cuyo sentido y continuidad depende de la existencia del festejo taurino.

Desde lo económico, las cifras hablan por sí mismas, desde los 200.000 puestos de trabajo directos que genera en España (40.000 en Andalucía), pasando por los 2113 espectáculos taurinos en nuestro país (898 en nuestra comunidad autónoma), para llegar a los más de 3 millones y medio de espectadores en las plazas. Esto supone cientos de millones de euros que mueven una parte importantísima de nuestra economía, a lo que habría que sumar la economía indirecta que La Fiesta genera en las ciudades donde se celebran festejos.

Pero si cabe, todavía más importante, desde lo ecológico los hechos son indubitables. El toro es un animal carísimo de criar y su funcionalidad es prácticamente nula. Sin las corridas sería claramente una especie en peligro de extinción. Pero dando un paso más, las 440.000 hectáreas de dehesas, parajes únicos e irrepetibles en cualquier zona geográfica del mundo, sobreviven gracias a la Fiesta Nacional, al cuidado del toro, y a la formación de una masa social que habita en lo rural. De otra forma, sin el cuidado que requiere este animal y este característico paraje, esa numerosa población, que ahora habita en torno a las dehesas, hubiese tenido que emigrar a la ciudad con el abandono que ello supondría de los pueblos de España. Además, de que este ecosistema supone una protección del medio ambiente que favorece a especies autóctonas imposible de reproducirse en otros parajes y únicas en nuestro pais.

Razones que convengo a reflexionar, y sin pretender convencer, si forjar un respeto que fomente el desarrollo democrático y plural de una sociedad que tiene que avanzar e innovar, pero siempre con sus tradiciones como referente.

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