Juan Torrijos
Periodista
Decidió dejar el acta de concejal por Izquierda Unida en el Ayuntamiento de El Ejido, y lo hizo tras debatir si abandonar la política activa y dejar a la organización en manos de unas personas que no le merecen ninguna confianza. María Jesús ha dicho adiós, pero ha dejado sobre la mesa la sensación de que en IU la dictadura del dirigente puede más que los votos de las bases. En estas cuestiones no hay partido que se salve, por mucho que se pongan moños los señoritos-as en el poder.
Si creemos a María Jesús, y su proceder le avala, en su formación política no han querido escuchar sus opiniones, unas acordes con la dirección, otras contrarias. Entiende ella, y así lo pregona en su despedida de la política, que IU era la única formación de la izquierda, y que por ello la democracia interna debería ser el gran referente para el ciudadano. Con ella no ha ocurrido, nadie de la dirección ha querido hablar de su decisión. Sólo le han puesto trabas y le han atacado con todos los argumentos posibles. Ni siquiera ha podido sentarse con su compañero en el ayuntamiento para conversar sobre lo que estaba ocurriendo.
Lo lamentable es que los partidos son así. Si estás con la dirección, si te callas y obedeces, no tienes problemas. Si por el contrario crees en la democracia interna de los partidos, si crees que tras la discusión sale la luz, te puedes encontrar como María Jesús, con las maletas en la puerta, los virulentos ataques de los que ayer eran tus compañeros y el ostracismo político como futuro. María Jesús pensó que estaba en una formación política donde primaba la democracia. Craso error, María.
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