Antonio Torres Flores
Director de RTVA en Almería
Una cosa está clara: la voz de la radio en directo no la apagará nadie. El pago de un canon a la Liga no lo pueden soportar las emisoras de radio de ámbito público y privado que están dando un ejemplo de unidad. Hay que acabar con el cinismo y el mercantilismo que se apodera de la patronal del fútbol. Mientras el notario Luis Lapiedra levantaba acta de la prohibición de acceso los veteranos Juanma Cidrón, de RNE, y Juan Domínguez, de Cope, subrayaron que en más de 30 años de profesión no habían vivido una cosa así. La radio se reinventa y sabe salir adelante para que no falte su compañía.
Director de RTVA en Almería
Una cosa está clara: la voz de la radio en directo no la apagará nadie. El pago de un canon a la Liga no lo pueden soportar las emisoras de radio de ámbito público y privado que están dando un ejemplo de unidad. Hay que acabar con el cinismo y el mercantilismo que se apodera de la patronal del fútbol. Mientras el notario Luis Lapiedra levantaba acta de la prohibición de acceso los veteranos Juanma Cidrón, de RNE, y Juan Domínguez, de Cope, subrayaron que en más de 30 años de profesión no habían vivido una cosa así. La radio se reinventa y sabe salir adelante para que no falte su compañía.
A falta de lugares adecuados, cualquier punto es bueno para hacer una conexión (Foto El País) |
Si Sevilla y Betis han desafiado, abriendo las puertas a los periodistas radiofónicos, los demás clubes deben reflexionar en el sentido de que no es el momento de plantearse dicha cuestión que huele a monopolio. El fútbol necesita de las emisoras de radio que otorgan mucho más tiempo a este deporte que a cualquier otro. La radio es un medio cercano al que la sociedad le debe muchísimo, especialmente el 23-F de 1981, “la tarde-noche de los transistores”. La radio contribuyó a que la democracia no la quebraran unos locos, iluminados. Quizá sea el momento de abrir un debate para que la información cultural, de participación de las principales redes sociales, vaya abriéndose paso y no sea todo fútbol. La radio ayuda a este deporte. No estaría de más profundizar. Es posible que ha llegado el momento de parar tanto mensaje publicitario para un deporte en el que prima el negocio frente a las pasiones y las señas de identidad de una Liga que cada vez más se parece a la escocesa por la desigualdad. Si ese debate necesario se produjese, el fútbol perdería negocio y popularidad. De todas maneras, todas las partes deben reflexionar.
Los profesionales de la radio no pueden seguir escondidos en la grada o desde bares o estudios sentados frente a un televisor. Si los narradores de las emisoras de radio no van a los estadios, muchos niños, como le ocurrió a este autor, no podrán saberse de memoria los nombres de los corresponsales de cada campo. Desde Zaragoza, Ortiz Remacha; desde Altabix, Verdú Belda; Zaragoza, Ortiz Remacha, Sevilla, Antonio Gamito; desde el estadio Franco Navarro de Almería, Francisco Urrea, José Miguel Fernández, Pototo, Diego Miguel García, Joaquín Amérigo, Salva Moya, Tony Fernández, Ángel Acién, los hermanos Cruz López, Curri y Pototo. En fin. Es cierto, como diría García Márquez, éramos jóvenes, feos, católicos, ignorantes y sentimentales. La aficionada Paqui Carmona dio una clave que hasta ahora nadie había explicado con tanta claridad sobre el vacío que supone la prohibición de que los profesionales de la radio accedan a los campos de fútbol para ocupar sus puestos de comentaristas o narradores en las cabinas y a los reporteros que hacen las entrevistas a pie de campo y en las salas de prensa. “La radio acompaña a mucha gente pero especialmente por decenas de casos que conozco personalmente de enfermos, cuidadores, y ciegos que viven con pasión lo que le traslada el receptor”. Paqui trabaja en Carrefour Almería. Colabora todos los lunes en el programa de tertulia y análisis La Jugada, de Canal Sur Radio, programa que coordina el periodista Joaquín Amérigo.
La radio ha sido siempre del pueblo. Pocos acontecimientos en la vida consiguen, como el fútbol, recorrer de un extremo a otro y en poco menos de dos horas, los sentimientos de una muchedumbre dividida por dos querencias rivales en el terreno de juego. “Pasión, odio, fidelidad, desencanto, son elementos viscerales de un deporte, un juego tan aplaudido por la masa como abucheado y despreciado, hasta hace pocos años, por los intelectuales”, escribe Valdano. Todos soñamos con la radio.
Pancartas solidarias
Los aficionados apoyaron a todos y cada uno de los profesionales de las distintas emisoras de radio con palabras de aliento y pancartas en el Mediterráneo. El director de Comunicación de la U.D. Almería, Juan José Moreno, reiteró que la posición de los clubes es firme. Todos estamos apenados. El periodista López Villalobos, de Onda Cero, dio la clave que hace trizas uno de los argumentos de la Liga en el sentido de que las radios quitan público de los estadios, “porque los aficionados quieren la presencia de la radio y se quejan del horario loco de esta Liga".
Banquillo del Bernabéu
Lo cuento sin pudor. Uno de los momentos más añorados por este autor se produjo en Madrid, cuando el Almería salvó la permanencia en Segunda al empatar frente al filial del Real Madrid en 1995. Conseguí salvar todos los impedimentos y logré sentarme en el banquillo de los suplentes con la complicidad del entonces entrenador almeriense, “Boquerón” Esteban. Posiblemente, sería la primera vez que en un partido de fútbol profesional disputado en el Santiago Bernabéu, un periodista logró sentarse con un teléfono y una radio de bolsillo en un sitio tan privilegiado. Recuerdo que el centrocampista Portillo, aquella tarde suplente, no paraba de preguntarme los resultados que se daban especialmente en otros campos. La radio también jugó en aquel banquillo para administrar el juego del Almería en función de otros resultados. Era una tarde lluviosa, inolvidable, y en aquel alboroto del pitido final realicé diversas entrevistas desde el centro del campo. Recuerdo, agradecido, cómo el entonces directivo del Almería Juan José Melero me lanzó una gabardina para que no me empapara.
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