José Fernández
Periodista
No es la ideología; son las cuentas. Y de donde no hay, parece complicado poder sacar algo. Por eso me extraña el revuelo que se ha montado después del anuncio que ha hecho el Ayuntamiento de El Ejido acerca de la posible supresión de la partida destinada al alumbrado extraordinario navideño. Sobre todo, después de haber podido conocer que el anterior equipo de Gobierno (el de los presuntos saqueadores) no tenía empacho en cargar a las cuentas municipales considerables dispendios y lujosos excesos en forma de comidas, copetines y adornos florales.
Podrá sorprender a los que disfrutaban del festival de despiporres y jaleaban el estilo de vida y gasto de los anteriores e irresponsables gestores, pero nada de aquello era gratis. Y claro, la losa que han dejado al nuevo equipo de gobierno es tan pesada que, si apenas queda dinero para lo imprescindible, es imposible encontrar ya recursos para lo extraordinario o accesorio. Y por desgracia, por mucho que nos gusten a todos los abetos, las bombillas y las cabalgatas, no parece presentable ahondar el agujero financiero para gastarlo en guirnaldas. Otra cosa es que el Ayuntamiento pueda buscar el modo y la colaboración necesaria para que, de alguna manera, pueda buscarse el acuerdo o la participación empresarial que posibilite mantener o hacer presente esta costumbre que tanto gusta a las familias.
Comprendo que anunciar que puede no haber alumbrado navideño no es plato de gusto para ningún alcalde y que, ya puestos, es mucho más agradable comer en platos de oro. Pero, por paradójico que parezca, a veces, tener luces es, sencillamente, no tenerlas.
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