La moda de insultar a Andalucía

Fernando Repiso

Promotor de Cosas de Andalucía
Ana Mato

La provocación de polémica en la búsqueda de titulares sigue cebándose con Andalucía mientras el pueblo andaluz, tolerante y manso ante las afrentas y esquilmado por la lengua sin freno de los políticos, no reacciona. No son precisamente momentos para esa paciencia en la que el tiempo lo arregla todo. El tiempo corre como trepa la verdolaga y hasta que no se le paren los pies a los insultadores de Andalucía seguirán creciendo como los jaramagos, y no es que lo malo se propague, es que los hijos de puta andan sueltos, tanto de lengua como protegidos por sus padrinos políticos y sus prestamistas banqueros, arruinadores de esta sociedad sin vergüenza verbal y sobrados de intenciones de dar el golpe que les garantice la vitalicia del cargo que consiguen a base de escupitajos contra este pueblo que en su día convirtió las armas de su enemigo en aperos de labranza.

Aprended, villanos, como en siglos las enseñanzas de Andalucía hicieron posible gran parte del esplendor del que hoy chuleáis. Que vuestra privilegiada posición se debe a muchos votos andaluces, incautos y agradecidos por un plato de lentejas a cambio del bienestar negado por un régimen, primo hermano del vuestro, y del que vosotros os habéis apoderado, instaurando el mismo mal estilo.

No es justo que la justicia pase de puntillas ante tamaños delitos morales, suponiendo que el delito moral sea considerado, porque por lo visto, vivido y experimentado con la palabreja “presuntamente” hay quien se libra hasta del infierno. Y yo, que nunca la utilizo, tengo en esta ocasión la sangre tan caliente y las tripas tan revueltas que me cago en la madre, presuntamente puta, de quien se meta con mi pueblo. Porque no estamos ante un caso aislado, parece una moda, una corriente, un estilo y un tan pobre recurso que ya no sólo cansa sino que asquea.

Ana Mato, ”desimputada” del caso Gürtel por haber prescrito el posible delito de cohecho y responsable de la campaña de Mariano Rajoy, ha dicho que en Andalucía se han visto en los periódicos a niños que "están en el suelo en las escuelas", como argumento para contrarrestar las críticas por los recortes educativos en las comunidades gobernadas por su partido. O esta señora no sabe de Educación o le gusta un follón más que al Pali las papas aliñás. Seguramente no sabrá ni quien fue El Pali ni ha probado las papas aliñás. Otra posibilidad es que ese día o esos días en los que escupe contra lo andaluz, como se dice ahora, se le olvidó la medicación.

No es la primera vez que esta dirigente política carga contra el sistema educativo andaluz. En 2008, también durante la campaña de las elecciones generales, afirmó que “los niños andaluces son prácticamente analfabetos”. Luego, la dirigente popular se tuvo que disculpar: "Ha sido una expresión poco afortunada, porque en ningún caso he querido tachar de analfabetos a los niños andaluces. Si alguien se ha sentido molesto, pido disculpas porque no he tenido intención de molestar a nadie". Claro que la intención no la tenía pero la lengua no se la cortó. Es muy habitual la práctica de aquello de insulta que algo queda. Yo también puedo pedir disculpas por cagarme en la madre, presunta puta, de quienes insultan a Andalucía y a los andaluces, pero dicho ha quedado y no lo borro como Duran y Lérida no rectifica.

O la señora Mato no le hizo mucho caso a sus profesores o fue a algún colegio en el que le enseñaron a mentir y a denigrar a los demás. Por decimotercera vez se recurre a los tópicos andaluces del analfabetismo, del mal hablar, del poco trabajar, como en época de malos recuerdos y que estos insultadores profesionales están instaurando.

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