Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Asumo que tras la lectura de este artículo alguien sonría maliciosamente, le dé un codazo a quien tenga al lado y le diga "mira qué mal le ha sentado que no lo invitara el rector a desayunar el otro día". Obviamente si el rector de la Universidad de Almería, Pedro Molina, va a reconocer públicamente que los ingresos por matrículas se han reducido a la mitad y que está imponiendo medidas de ahorro que no sabe cuénto le permitirán ahorrar, pues a cualquier periodista le hubiera gustado estar allí, con café o sin él, pero sobre todo sin pasteleo.
La UAL lleva unos años siendo un auténtico despropósito que sólo mantiene en pie la fachada gracias a un entramado de intereses económicos que está a punto de venirse abajo, y en el que medios de comunicación, sindicatos, PSOE y Junta de Andalucía juegan un papel fundamental. Si un profesor denuncia ante la Fiscalía al rector por una presunta corrupción, sólo un par de medios de comunicación publican la noticia; y si a dicho profesor se le prohibe reunirse con los periodistas en el recinto en el Campus, pues también el silencio es clamoroso. Si ese profesor luego es perseguido y acosado por el rector y sus secuaces y lo denuncia, también se silencia, y si le apoyan por escrito sus compañeros, pues tampoco se cuenta. Y eso, sin entrar a valorar si lo denunciado por Jorge Lirola es cierto o no, si está fundamentado o no, sencillamente no se dice nada del tema y punto.
Creo recordar que el mismo día en que se producía ese desayuno en el que tampoco fue invitado el director de la mejor publicación universitaria, Paco Molina, de Novaciencia, en Noticias de Almería contábamos que un informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía recogía varias irregularidades en una subvención del Instituto Andaluz de la Juventud a la UAL. El problema no era ni tan siquiera que existan esas irregularidades, lo escandaloso es que, mientras otras universidades gastaban el dinero de esas subvenciones en temas relacionados con el empleo, la de Almería se lo gastaba en un concierto protagonizado por un grupo cuyo nombre no podía se más sugerente: "Los Delinqüentes".
Esto trae a la memoria el caso del profesor López Barrios, invitado a dar una conferencia, pero al que el vicerrector Pepe Guerrero le escatimó el pago de la misma tras pronunciarla, y que tras publicarlo en Noticias de Almería no tuvo repercusión más allá de Onda Cero antes de llegar a los tribunales. Silencio, silencio y más silencio. Aquello fue un curso de verano, pero aquí también hay de otoño, y no sé si con la crisis añadirán otros de invierno, pero se de la circunstancia de que los ponentes son en gran medida cargos socialistas. La plantilla entera de delegados de la Junta de Andalucía pasa por ellos a dar charlas, conferencias, moderar mesas; y con ellos también consejeros, y para no hacer distinciones de clase, también directores generales y otros especialistas de los de libre designación.
Quizá todos estos temas fueran incómodos para abordar en un desayuno en el que se pueden atragantar las magdalenas, pero también es sorprendente que a nadie le sorprenda (vale la redundancia aunque a alguien le sorprenda) que el rector hable de recortes presupuestarios y mantenga un equipo de Gobierno igual que el que tenía antes de esos recortes (no recortamos redundancias). Y esos "gobernantes" significan sobresueldos, dietas... y nóminas de más profesores que les sustituyan cuando ellos están "en sus cosas". El rector anuncia medidas de ahorro, pero no sabe cuantificarlas. Es decir, que para ahorrar cierra el campus todo el mes de agosto, y a partir de las ocho de la tarde durante el curso, pero no sabe si los beneficios económicos justifican los posibles perjuicios (o no) académicos. El Cineclub Universitario deja de ser "Universitario" y lo tiene que sufragar íntegramente el Ayuntamiento de Almería, y el aula de teatro desaparece, pero, mientras, se piensa en editar una publicación propia y se sostiene una radio en internet.
Que la UAL cerró con déficit 2010 oficialmente, tampoco es noticia cuya publicación tenga interés mientras saboreamos un zumo de naranja bien acompañados. Veremos qué pasa cuando haya problemas para pagar al personal, que, desde luego, aguantará callado menos que los medios de comunicación a los que se le deben miles y miles de euros en facturas a veces archivadas de un modo que podríamos definir inadecuado para una institución pública.
En estos días la Junta de Andalucía renovaba a Joaquín Moya Angeler como presidente del Consejo Social... que también tiene su gasto, y eso que fue quien dijo que la UAL no tenía por qué tener una facultad de Medicina, y eso sólo días antes de que el Gobierno andaluz dijera que sí (bueno, ahora sabemos que aquel "sí " tampoco era un sí de verdad, que era un sí voluntarioso nada más, pero que no pasa nada, que todo está bien). Así de bien defendía los intereses de la universidad y de Almería, pero de aquella entrevista en El País, tampoco hubo eco, que pena.
Pues va a ser que sí, que me sentó mal que no me invitaran al desayuno (espartano, supongo, debido a la precariedad económica) con la de cosas que tenía que preguntar. No pierdo la esperanza de que me llamen para hablar, por ejemplo, de los negocios paralelos que tienen montados algunos... más que nada para no meter la pata cuando lo publique.
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