Portavoz de CiU en el Congreso
No es la primera vez ni será la última que critique el sistema de prestaciones existentes en el mundo rural andaluz y extremeño. Lo hago, y lo seguiré haciendo, no como desprecio, insulto, ni tan siquiera crítica al pueblo andaluz o extremeño. A quien sí que critico sin insultar, educadamente y con el respecto que me caracteriza, pero con fuerza y firmeza, es a los gobernantes que Andalucía y Extremadura han tenido en los últimos años. Lo hago porque no comparto en absoluto el principio de las sociedades subsidiadas. Para mí, son sociedades condenadas al fracaso que atentan contra la dignidad de las personas. Y en Andalucía y en Extremadura una parte del mundo rural (no todo, por favor) es víctima de este tipo de sociedad subsidiada que, por cierto, siempre tiende a ser más cautiva del poder político.
Los responsables de ello no son los andaluces, ni los extremeños, sino los gobernantes socialistas. A ello añado mi incomprensión hacia el PP que, en un principio, lo criticó con dureza y que después ha cambiado de actitud. Debo decir que lo entiendo. Lamentablemente lo entiendo, pero lo lamento. Como lamento también que ese tipo de prestación para el mundo rural suponga un gasto que sólo existe en determinadas zonas de España y no en todas. Los que tanto claman por la igualdad tienen en ello una clara muestra de desigualdad. ¿Por qué no reciben el mismo trato los agricultores de Aragón o de Catalunya, por citar las dos comunidades que más conozco? Y que quede claro que he dicho que como gobierno de Catalunya siempre desearía utilizar ese dinero para fomentar la creación de trabajo y no para pagar a quienes no lo tienen.
Critico también que eso se haga y que además encima haya fraude, porque una parte –no todos, por el amor de Dios- de los beneficiarios hacen otros trabajos en la economía sumergida. ¿Que como lo sé? O ¿cómo sé que hay gente también que rechaza otro empleo conformándose con recibir esa prestación? Porque estoy harto de que me lo expliquen los propios andaluces, los de aquí i los que residen en Andalucía (debo reconocer que tengo menos contacto con Extremadura).
Ante tales afirmaciones, el presidente de la Junta de Andalucía -aparte de que su partido propugne mi reprobación en el parlamento andaluz, algo realmente sorprendente e insólito- ha afirmado que “los andaluces no necesitamos maltratar a los catalanes para sentirnos mejor, o más importantes.. y muchos andaluces trabajaron duro en Catalunya para hacerla mejor… Pensé que había aprendido de ellos el respeto y la educación “.
Pues bien, señor Griñán, no tengo intención de sentirme mejor ni más importante a costa de los andaluces; de hecho a costa de nadie y mucho menos contra nadie. Soy de los que siempre ha defendido públicamente, en Catalunya –y de ello le pueden dar fe los andaluces catalanes- y fuera de ella, la aportación de los andaluces a la construcción de una Catalunya más rica, con mayor bienestar y cohesionada. Jamás lo he ignorado. Y siempre he tratado con respeto y educación e incluso con admiración a los andaluces, a los que hoy son catalanes y a los que viven en Andalucía. Por el respeto y educación que me transmitieron mis padres como valores, afortunadamente no he tenido que aprenderlo con el tiempo y de terceros. Lo mamé de mi familia y en mi familia.
De lo que hablo también, señor Griñán es del sin sentido que tiene que algunas comunidades autónomas puedan permitirse esas políticas de subsidio, ciertas operaciones quirúrgicas… y de que en Catalunya, teniendo un déficit publico estructural permanente con el Estado del 8, 10%, tengamos dificultades para atender servicios básicos de los ciudadanos -también de los andaluces que viven en Catalunya-, porque así lo exigen un gobierno central socialista que no ha sabido gestionar la crisis y porque así lo obliga el gran déficit heredado de un gobierno tripartito catalán en el que el partido socialista era el principal responsable.
la asociacion de la prensa, es decir covadonga porrua, no dice nada respecto a esto, ni a los despidos de la voz de almeria.
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