Vicesecretario de Estudios y Programas del PP
Seamos sinceros y reconozcamos que las polémicas como la surgida entre Rafael Leopoldo Aguilera, director del IEA, y el periodista Miguel Ángel Blanco, generan expectativas interesantes, dan vidilla a los periódicos y hasta pueden llegan a ser divertidas. Además, en tiempos planos y tediosos, la controversia de alto voltaje propicia la reflexión y alimenta determinado debate intelectual. Cierto es que, en ocasiones, los protagonistas pasan un mal rato (a veces días). Es el riesgo que asume quien adquiere notoriedad en los medios de comunicación. No olvidemos que el firmante de un artículo de opinión se expone a la crítica. Un periodista también, ¡hasta ahí podíamos llegar! En cualquier caso, y salvo que se quiebren o menosprecien intereses colectivos, el rifirrafe no debería pasar del ámbito individual de los contendientes.
Me ha sorprendido que en este episodio haya entrado en escena la Asociación de Prensa. Los seres humanos somos animales sociales, por eso tendemos a unirnos formal o informalmente a determinados grupos organizados, llámense fundaciones, clubes, asociaciones o colegios profesionales. Busquemos paralelismos en los gremios que nacen en la Edad Media, cuando los artesanos se unían para regular el transito de los mercados y limitaban el acceso a los oficios. El corporativismo de nuestros días alcanza un sentido peyorativo porque el vocablo proviene de cuerpo, donde la parte se confunde con el todo, y toda confusión es injusta. La Asociación de Prensa interpreta el artículo de Aguilera como una ofensa, no ya solo a su asociado, sino a todos los periodistas del mundo mundial.
Si entre los fines de una asociación se encuentra la defensa colectiva de una disputa de naturaleza individual, me parece que hemos retrocedido unos cuantos siglos. Aguilera alude a determinados comportamientos del veterano periodista y, en un exceso, emite comentarios que afectan a su personalidad. ¡Ay, esa manía de escribir en caliente!
Sin embargo, afirmar que se ataca a la profesión cuando se califica de plumilla y juntaletras al señor Blanco, como sostiene la Asociación de Prensa, es sencillamente una exageración impropia de quienes deberían dar ejemplo de neutralidad y talante. Entiendo que Aguilera no se enfrenta al colectivo sino al resultado obtenido en el ejercicio de una profesión, y esto es legítimo, guste o no. ¿Han leído "La memoria almeriense de los 80"? Yo sí. Les sugiero que le echen un vistazo a la morfología... No soy licenciado en Periodismo ni pertenezco a esa asociación. Me declaro oficialmente juntador de palabras y plumilla (de los malos). Además, suspendí religión en BUP, tengo algo de perroflauta y me planteo seriamente romper relaciones conmigo mismo.
(Diario de Almería)
Tú habrías sido una opción culta y preparada para la dirección del IEA; pero en este artículo te sumas a la línea argumental, auspiciada por el entorno pepero, de que se trata de un rifirrafe personal. ¿Qué opinas del "casus belli"? Me refiero al artículo "Orden nuevo" del director del IEA (FIRMADO COMO TAL), que está en el origen del debate. Te invito a que lo leas ya que recomiendas la lectura retrospectiva de alguno de los libros de Blanco. Saludos.
ResponderEliminarCULTITO ORDEN NUEVO, NUEVO ORDEN, TRAS EL 20 DE NOVIEMBRE.
ResponderEliminarA JODERSE A QUIENES NO LES GUSTE.
A LAS BARRICAS,
NO PASARÁN.
NO SABÉIS NI LEER.
SI LO HUBIERA ESCRITO YO, HUBIERA PUESTO TRAIDORES.