Javier Menezo
Militante socialista
Nunca ha dependido tanto el PSOE andaluz de si mismo como lo va a hacer en las autonómicas. No sólo porque será la segunda vez que se celebran separadas de las generales, sino por los resultados del 20N. EL PP superó a los socialistas en 9 puntos, la mayoría absoluta. Este resultado revela que no se ha producido un trasvase importante de votos PSOE al PP y que muchos votantes socialistas parecen aún reacios a pasarse al PP, prefiriendo otras opciones o la abstención. Así, el PSOE se encuentra con que si la diferencia hubiera sido la misma que en las municipales, 7,5 puntos, podría haber estado más o menos tranquilo, se trataría de gestionar bien de aquí a marzo y confiar en una alianza con IU para seguir gobernando. Si la diferencia hubiera sido de 12, también podrían estar tranquilos, pero porque se ha producido ese trasvase de votos y dar la Junta por perdida.
Los resultados de las autonómicas serán consecuencia de cómo se gobierne y sobre todo de cómo actúe el socialismo andaluz. Sus votantes esperan liderazgo, mirar hacia la sociedad y no hacia el interior de sus sedes. Para ello se requiere unidad. La unidad de personas que comparten un mismo objetivo, no la de un ejército que obedece sin más temiendo un castigo o esperando un ascenso. Lo que haga cada provincia influirá en el resultado total y así llegamos a Almería.
¿A que se dedica el PSOE local? Estas han sido sus primeras elecciones como secretario general, así que Sánchez Teruel ya puede formarse una imagen de los mimbres que cuenta para hacer el cesto. Ha podido ver a todas esas personas que, aún sabiendo que los resultados no iban a pintar bien, se esforzaron, colaboraron, acudieron a actos, divulgaron el programa y fueron un ejemplo de apoyo desinteresado a unas ideas y unos valores, en los que siguen creyendo: la solidaridad, la defensa de los servicios públicos, la igualdad. A esos y a los miles de votantes socialistas es a los que el secretario general debe algo: debe presentarles un partido dispuesto a trabajar y a ser ejemplo de coherencia, donde se valore el esfuerzo y la capacidad para servir y no para servirse, donde se ofrezca participación y no recompensas.
No se fíe de quienes no pueden superar rencores antiguos o nuevos, de los que nada hicieron hasta que llegaron los suyos o nada harán hasta que los suyos vuelvan, de los que siguen envueltos en polémicas guerracivilistas, de los que miran con recelo a otros militantes, de los que controlan con quién te sientas en los mítines o de los que piensan en el partido como una agencia de colocación. Y, si me permite, le diré lo mismo que Maquiavelo: la primera decisión que debe tomar un príncipe es rodearse de personas capaces y leales. Si lo hace así se le tendrá por sabio porque los eligió capaces y los mantuvo leales. En caso contrario se le tendrá por poco prudente porque falló en la primera decisión importante.
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