El tostón del agua

Kayros
Periodista

Si los ríos fueran transportables y se pudieran llevar en la mochila, los políticos no tendrían que viajar tanto de aquí para allá por culpa del agua. Todo se reduciría a decir: “bueno, como los almerienses se quejan con frecuencia de estar secos, pongámosles un Guadalquivir cerca o hagámosles un trasvase como Dios manda”.

Esto no es así, claro está. Llevamos mucho tiempo hablando de los ríos y ello obliga a los partidos políticos a reunirse para ver qué hacen con el agua del Ebro o con la del Guadalquivir. El PP murciano creyó que su banderín de enganche contra el gobierno de Zapatero era vindicar el Plan Hidrológico Nacional. Ustedes recuerdan el follón jurídico-agropecuario que armaron. El asunto ya estaba callado por dos razones especialmente: una, que el problema del agua ha quedado resuelto, y dos, que tanto en Aragón como en Castilla La Mancha quien gobierna ahora es el PP.

Cospedal y la Rudi defienden lo mismo que antaño defendían los socialistas, o sea, que el agua del Ebro la necesitan ellas y, por tanto, murcianos y valencianos deben esperar. El PP llegó incluso a la pantomima de inaugurar un trozo del futuro trasvase. Tonterías más gordas se perpetran cuando hay unas elecciones de por medio.

Pues bien, el programa de Mariano Rajoy no tiene en cuenta el Plan Hidrológico. Ahora, ¿qué debemos pensar? Rafael Hernando debe tener el corazón partido entre sus paisanos de Castilla y sus hermanos adoptivos de Almería. No obstante el guadalajareño sigue pìdiendo el Plan Hidrológico aunque solo sea para no darle la razón a los socialistas. La conclusión que yo saco es que los politicos necesitan de nuestros problemas para sobrevivir ellos. Tenían razón los del l5-M: “No nos representan”.

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