Excedentes, si los hubiere...

Antonio Lao
Director de Diario de Almería
 
La semana pasada este medio se hacía eco de un las declaraciones del presidente del PP, Mariano Rajoy, a El Periódico de Cataluña, en las que aseguraba, con rotundidad, que el trasvase del Ebro no figuraría en el programa electoral del partido. De un plumazo se iban al garete ocho años de oposición popular con la bandera del trasvase desde Castellón hasta Almería. Los barones populares Camps, ahora Fabra, Valcárcel y Arenas hicieron causa común del agua y les ha reportado sus réditos electorales. El martes, en la web del PP ya se podía consultar el programa con el que esta fuerza política afronta las elecciones generales del 20 de noviembre: ni palabra del trasvase, aunque si se habla de la posibilidad de enviar agua de cuencas excedentarias a cedentarias, 'si las hubiere'. En la práctica esto no es ni más ni menos que el entierro definitivo del trasvase. Una obra que, con la política de agua que se ha desarrollado en los últimos años, no parece la mejor de las soluciones. Son varias las razones que así lo aconsejan: medioambientales, falta de fondos europeos y, no nos olvidemos, que ahora en Aragón gobierna el PP y es harto difícil unir los intereses de su presidenta, Luisa Fernanda Rudi, con los de Fabra o Valcárcel.

En el otro lado nos encontramos con las cuentas de la Junta para 2012. Un presupuesto mínimamente expansivo, en el que se mantienen las políticas sanitarias, sociales y educativas. Hasta aquí todo parece correcto.Lo que no lo es tanto es que desde la administración andaluza se lance a los consejeros a las ocho provincias a explicar sus proyectos para el año próximo y no seamos capaces de saber qué obras van a desarrollarse, cuáles van a sufrir recortes y cuántas de ellas pasarán a mejor vida.

En política, como en el resto de órdenes de la vida, la verdad es el mejor argumento para cargarte de razones y triunfar. Si el PP ha decidido no seguir con el trasvase del Ebro, lo mejor es que lo diga a los ciudadanos. Por la misma razón, si la Junta tiene que prescindir de inversiones y obras, obligados por la crisis, tiene la obligación de contarlo a los almerienses. Los ciudadanos, en ningún caso, son tontos, por más que quieran hacernos creer lo contrario. Tomamos nota y actuamos en consecuencia.

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