Pablo Requena
Noticias de Almería
Hace unos pocos meses, tras la grave crisis que vivió el PSOE almeriense con la dimisión en bloque de su junta directiva, y las posteriores declaraciones de Asensio dejando a Griñán a la altura del agua del Andarax, los socialistas de la provincia celebraron un congreso en el cual salió elegido, con un amplio respaldo, el actual secretario provincial; un tipo desconocido de nombre José Luis y apellidos Sánchez y Teruel. A partir de este instante, tanto él como sus compañeros de partido se llenaron la boca con una palabra: renovación. Un cambio en las personas que mandan en el PSOE de Almería pero también renovación en las formas, según vendían por entonces.
Hoy por hoy, y viendo la lista de candidatos al Congreso y al Senado que presentan los socialistas, queda patente que esa supuesta renovación no va más allá de la propia figura de Sánchez Teruel. Porque, sin entrar en la validez personal de cada uno de ellos, como traten de convencerme de que Consuelo Rumí y Luis López –números 1 y 2 al Congreso- o Juan Carlos Pérez Navas –número 1 al Senado- son la personificación de la renovación del PSOE, me jarto a reír. Y el vicario Bonilla presidiendo a la par que renovando el partido, claro que sí.
Pero si nos asomamos al otro lado de la orilla y echamos un vistazo a la lista del PP almeriense, nos percatamos de que son los mismos que la encabezaban en 2008 salvo una novedad, que no una cara nueva: el alcalde de Almería, que ahora también quiere ser senador. En definitiva, unos y otros nos ofrecen lo de siempre, aunque los populares tienen la doble excusa de no haber hablado de renovación interna, además de no necesitarla por suerte para ellos.
No tengo claro si es bueno o malo, pero parece que al final nada de esto vaya a importar mucho cuando los almerienses acudamos a las urnas, ya que opino que la inmensa mayoría tienen decidido su voto desde bastante tiempo antes a que conociésemos las listas: votarán por darle una patada en el culo a Zapatero y a su número dos Rubalcaba, no les quepa duda. Y esto se puede hacer de varias formas: desde la obvia, votando al PP, o a IU, UPyD, Equo, los andalucistas, votando en blanco o quedándose en casa el día de las elecciones, que es lo que va a hacer más de un socialista.
Hoy por hoy, y viendo la lista de candidatos al Congreso y al Senado que presentan los socialistas, queda patente que esa supuesta renovación no va más allá de la propia figura de Sánchez Teruel. Porque, sin entrar en la validez personal de cada uno de ellos, como traten de convencerme de que Consuelo Rumí y Luis López –números 1 y 2 al Congreso- o Juan Carlos Pérez Navas –número 1 al Senado- son la personificación de la renovación del PSOE, me jarto a reír. Y el vicario Bonilla presidiendo a la par que renovando el partido, claro que sí.
Pero si nos asomamos al otro lado de la orilla y echamos un vistazo a la lista del PP almeriense, nos percatamos de que son los mismos que la encabezaban en 2008 salvo una novedad, que no una cara nueva: el alcalde de Almería, que ahora también quiere ser senador. En definitiva, unos y otros nos ofrecen lo de siempre, aunque los populares tienen la doble excusa de no haber hablado de renovación interna, además de no necesitarla por suerte para ellos.
No tengo claro si es bueno o malo, pero parece que al final nada de esto vaya a importar mucho cuando los almerienses acudamos a las urnas, ya que opino que la inmensa mayoría tienen decidido su voto desde bastante tiempo antes a que conociésemos las listas: votarán por darle una patada en el culo a Zapatero y a su número dos Rubalcaba, no les quepa duda. Y esto se puede hacer de varias formas: desde la obvia, votando al PP, o a IU, UPyD, Equo, los andalucistas, votando en blanco o quedándose en casa el día de las elecciones, que es lo que va a hacer más de un socialista.
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