Acaparadores de cargos

Kayros

Periodista

Ya puede estar la cosa “nada fácil” (gran descubrimiento de Rajoy después de muchos meses de silencio), la gente del PP acumula cargos con la convicción de que no dedicándole el tiempo completo a ninguno de ellos saldremos más pronto de la crisis y de este modo la sociedad se sentirá altamente protegida. Pavoroso resulta hacerse bunker de acero y pedir sacrificios a los demás.

Aunque les parezca extraño esta era la doctrina utilizada por el alcalde de Almería después de obtener su nueva responsabilidad en el Senado. Más o menos vino a decir que con un alcalde en Madrid nuestros problemas estarán más cerca de los centros de decisión y por lo tanto dispondremos de un valedor en las alturas. ¿Es toda la verdad?

No siempre ha sido así porque, siguiendo la historia de muchos de los problemas importantes que aquí se eternizaron, no fue por carecer de mano alta en Madrid sino porque no convenía a los intereses del partido. Demasiadas voces se alzan ahora denunciando la inutilidad del Senado. Y si esto es así el alcalde se apunta a un nuevo cargo que multiplicará sus viajes y sus trabajos en detrimento de los almerienses. Podrá ser todo lo honorífico que ustedes quieran, pero en punto a eficacia real administrativa está por ver. Sin entrar en cuestiones de sueldos y otras adherencias dietéticas, bajo esta martingala de la representatividad se han dado casos en ayuntamientos y cajas de ahorros verdaderamente monstruosos.

Ayer hablaban de una presidenta del Partido Popular en León que había amontonado doce cargos. Como suena. Otro día hablaremos de las diputaciones cuya duplicidad laboral algunos intentan justificar por la precariedad de subsistencia en los pequeños villorrios. Esto no va por supuesto contra los empleados actuales, pero, a mi juicio, una estructura obsoleta y de otra distribución del poder político no habla bien de un partido que ha arrasado bajo el lema del cambio. Este país no se equilibrará socialmente nunca mientras que unos que están de mierda hasta el cuello acusen a los otros de tener la corrupción como bandera. ¡Acaparar riqueza los más ricos, qué gran moral para tiempos de escasez!