Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
El primer automóvil matriculado en Almería -AL-1 (20 de Diciembre del año 1907)- fue un turismo de la marca francesa Ariel de 24 HP con carrocería limusina y a nombre de Luis Bardón de Lasserne. El tal D. Luis vivía en Granada y pagó 15 pesetas por los derechos de examen para conducir y otra cantidad de 30 pesetas por el reconocimiento del vehículo. El 24 de Mayo de 1907 una Real Orden establecía la obligatoriedad del reconocimiento de conductores y vehículos junto a su posterior matriculación. Hasta ese momento bastaba con una simple autorización municipal para circular. Por eso, La Voz de Almería de 9 de Diciembre de 2007 hace referencia a una fecha anterior afirmando que el primer automóvil se vio en el llamado, en aquella época, Paseo del Príncipe Alfonso. Fue el 21 de Noviembre del año 1900 y el periódico nos describe este sorprendente acontecimiento en los siguientes términos:
De pronto se deja oir un sonido con un ritmo hasta ahora desconocido que capta la atención de los que lo oyen a medida que avanza. El paseo se paraliza, se petrifica. Cesan los juegos de la chiquillería, se detienen las bicicletas, apuntan las orejas los caballos de los coches, los parroquianos salen de los cafés y, en los balcones, las amas de casa con las narices pegadas a los vidrios, se preguntan: Pero esto, ¿”qué e lo que é”? Paseo arriba sube un automóvil. “Se trata- describe uno de los admirados testigos del evento- de un aparato de cuatro ruedas que en su parte delantera lleva un asiento en forma de butaca donde va la persona tras el primer asiento. Cuando el artilugio que ostenta la marca Marot y Gardón, de París, detiene su marcha, la gente se agolpa a su alrededor y lo contempla admirada…Desaparecido el extraño carruaje, quedan en el Paseo corros de gentes comentando sus características: su velocidad tope, demoníaca, de 46 Km por hora; el consumo de dos reales de esencia de petróleo; su marcha, “tan suave-cuenta un privilegiado que lo ha probado- que si no fuera por la desigualdad del piso, creyera el viajero ir en ferrocarril”… Días y días fue el coche objeto de sabrosos comentarios.
Nadie quiso comprar un vehículo que despertaba la desconfianza propia de todo lo nuevo y cuyo precio ascendía a la nada despreciable cantidad de 2.500 francos. Lo cierto es que fueron poquísimos los vehículos de motor que hubo en Almería hasta 1907. Se habla de la existencia de un artilugio de tres ruedas, propiedad de D. Ramón Orozco Cordero; así como otro de similares características que poseía el Cónsul de los Países Escandinavos en Almería, D. Herman Frederik Winslow Fischer, y que lo tenía como parte del mobiliario de su palacete modernista, sede de la actual Delegación de Educación y Ciencia (conocido por los almerienses como cortijo Fischer).
Sirvan estos ejemplos como homenaje a nuestros amigos del volante que trabajan por mantener un espectáculo fantástico que forma parte de esa historia de la vida cotidiana que nunca debemos olvidar. Es fundamental también saber que la contribución de Almería al rescate, conservación y restauración de estos automóviles históricos ha sido y es importantísima. Todo empezó cuando nueve aficionados y un testigo firmaron el acta fundacional del Cub de Vehículos Antiguos de Almería. Este hecho histórico fue posible gracias al esfuerzo denodado de “unos locos con sus viejos cacharros” que el 25 de Enero de 1990 decidieron crear el mencionado Club. La idea de fundar esta asociación de coches de época partió de su Presidente, mi buen amigo y excelente persona José Juan Soria Fortes, espíritu dinámico y creativo que, junto a ocho colaboradores, fue capaz no sólo de crearlo sino también de consolidarlo en medio de no pocas dificultades. Pues bien, desde el 18 de Agosto de 1990 en que iniciaron la I Ruta de Automóviles Antiguos (Almería-El Ejido-Almerimar-Adra) hasta este último fin de semana de Noviembre (XXII Ruta de Automóviles Antiguos “Bajo Andarax”) han pasado ya 22 años y otras tantas rutas recorriendo puntualmente y, a golpe de pedal, toda nuestra geografía provincial. Gracias a José Juan Soria, Paco Góngora, Nicolás Martín… ¡ánimo intrépidos conductores! y que pronto se haga realidad vuestro sueño con un Museo de Vehículos Antiguos.
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