Almería prefiere el Gordo

Miguel Cárceles
Periodista
 
Para el resto del año, la dieta vale. Pero para el Gordo de Navidad, no hay dieta que valga. Ni método 'Dukan', ni el de la alcachofa, ni régimen médico. El Gordo de Navidad vendrá este año más gordo que nunca, rebosante de kilos, con más premios que jamás en su historia, con más series, con más números... completamente obeso de premios. Y los almerienses, como es habitual en las últimas décadas, están siendo compradores acérrimos de los billetes y décimos para este macrosorteo. Almería es a día de hoy la tercera provincia andaluza en la que sus ciudadanos se juegan más billetes en este sorteo. Pero ha sido siempre de las del vagón de cabeza. Por su idiosincrasia, por su tradición... sea por lo que sea, los almerienses juegan al sorteo. Y especialmente en Navidad, son generosos comprando números.
 
Para muestra, un botón. En 2003, 2004, 2005 y 2006 Almería fue la provincia andaluza más jugadora. Por muy poco, rozando el larguero en el argot del fútbol, pero la primera provincia fue siempre durante todos estos años Almería y Granada fue la segunda. Ahora, apenas un lustro después, dos provincias, también del entorno, le han ganado la cabeza. Granada y Jaén tienen previsto rascar más el bolsillo que los almerienses para participar en el sorteo más esperado de todo el año. Concretamente, el organismo ha consignado para las administraciones de la provincia unos 60,12 euros por cabeza, sólo superada por los 70,05 euros de los granadinos y los 63,81 de los jienenses. Pero esos sesenta euros no son 'moco de pavo'. Son prácticamente el doble de lo que se prevé que apuesten los onubenses (28,29 euros) y los gaditanos (31,12 euros).
 
40 millones en billetes
 
Imaginemos que se vendieran todos los billetes y boletos que exponen las administraciones de Almería. ¿Cuánto dinero invertirían los almerienses en el Gordo? Una auténtica millonada: 41.818.240 euros. Más o menos lo que el Ayuntamiento preveía gastarse -cuando estaba dentro de sus planes- en la construcción del Palacio de Congresos ya desechado.
 
La realidad es sensiblemente distinta. Los almerienses compran sensiblemente menos que lo que se consigna para sus administraciones. El pasado año, cada almeriense gastó de media unos 47,85 euros en boletos para el sorteo del 22 de diciembre. Es decir, las administraciones de la provincia salieron 1.637.640 décimos. Así que, aunque menos que lo que asigna el organismo, los almerienses invierten un buen capital en participaciones. Concretamente 32.752.880 de euros. Esto es, tres de cada cuatro billetes que vinieron consignados a Almería, terminaron en el bolsillo de alguien. Y eso que la tan traída y llevada crisis económica había provocado un descenso de las ventas que rondó el 2%.
 
Pero el gran gasto que los almerienses hacen en boletos para este especial sorteo no se corresponde con el número de veces en los que el premio Gordo ha recalado en la provincia. Según el histórico, la capital de la provincia es de las pocas grandes ciudades del país en las que solamente ha tocado una vez. Y hace tantísimo tiempo que es harto improbable que alguien que lo viviera continúe aún entre los vivos. Fue en 1896, cuando el 08.669 recalaba en uno de los despachos de billetes existentes en aquella Almería de finales del siglo XIX. Y desde entonces nunca más en la gran ciudad. Sí cayó, no obstante, en dos municipios de la provincia en la última década. Concretamente en las localidades de El Ejido (2002) y Tíjola (2007), con los números 08.103 y 06.381 respectivamente. Lo que sí han venido son otros premios. En Vera, en Garrucha o en Vélez Rubio también han caído otros premios ligados al sorteo extraordinario de Navidad.
 
Mañana, centenares de miles de almerienses estarán pegados a sus décimos, sus billetes y sus participaciones esperando que la suerte les lleve a casa un pellizco. Ya sea para tapar agujeros, para saldar una deuda o para cualquier otro destino, la ilusión estará a su lado, a la espera de que eso que muchos llaman «el día de la salud» no sea para ellos. La misma ilusión que lleva a algunas administraciones a guardar una botellita de cava en la recámara por si las moscas. Quién sabe, todos los números están en el bombo.
(Ideal)

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