Periodista
Los reiterados esfuerzos de José Antonio Griñán por llamar a la paz al PSOE tras la debacle electoral del pasado 20-N han tenido en Jaén y Almería la respuesta de caer en sacor roto. En estas dos provincias se han visualizado las dificultades que tendrá la dirección regional socialista para contener el descontento y el desmoronamiento del partido cuando más falta le hace mantenerse unido y en guardia. «Tenemos que formar un piña para ganar las elecciones andaluzas», repite sin descanso Griñán. En Almería y Jaén no se le oye.
En ambos casos se trata de dos crisis larvadas desde hace tiempo por rivalidades de pesos pesados, o diferencias entre los afines a Griñán y los críticos con este. Los malos resultados electorales y la pugna por coger buen sitio ante la elaboración de listas al congreso federal de febrero y a las autonómicas, han puesto más pique a la salsa.
Griñán ha pedido a los dirigentes provinciales que contengan y controlen las diferencias internas hasta después de las autonómicas y ha dado incluso una orden a los suyos: «No utilicéis mi nombre para nada». El líder socialista está incluso dispuesto a ceder sitio a los críticos en las listas de delegados al congreso federal del PSOE antes que permitir una batalla interna que eche a perder las energías que restan para remontar y retener el poder en Andalucía.
En dos semanas, dos direcciones locales, las de Jaén y Almería, no han podido cumplir el deseo de Griñán. Las circunstancias y razones por las que han saltado en pedazos son distintas. En el caso de Jaén, la tensión interna es antigua, con anterioridad a las municipales. Tras estas se hizo patente que un sector del PSOE de la capital no iba a perdonar a la exalcaldesa y candidata, Carmen Peñalver, su estrepitosa derrota.
Gestora y dimisiones
El mismo septiembre que Rodríguez Zapatero convocaba las elecciones, más de la mitad de la ejecutiva local presentó su renuncia en un intento de forzar la marcha de Peñalver y la elección de una nueva dirección local. La iniciativa era respaldada por la dirección provincial, cuyo secretario es Francisco Reyes, hombre de Zarrías.
Griñán intervino para que se aplazara el conflicto hasta después de las elecciones generales. Dicho y hecho. El 21 de noviembre, la secretaria de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, se desayuna con la sorpresa de que no van a esperar ni a la resaca electoral. Jaén quiere que el regional se pronuncie sobre la constitución de una gestora en la capital. La tensión crece con la amenaza del grupo de concejales de la capital, afín a Peñalver, a dimitir en bloque tras conocer que el regional y el federal aprueban la gestora. Mar Moreno, del lado de Peñalver, detiene esta dimisión, pero a cambio cede para que la exalcaldesa renuncie.
En la crisis de Jaén, se ha vuelto a hacer patente las diferencias entre dos pesos pesados del PSOE, Gaspar Zarrías y Mar Moreno, quienes desde hace tiempo compiten en capacidad de influencia en el partido en Jaén.
Moreno ha defendido a Peñalver y parece haber perdido. Griñán ha dejado que pierda ante el poder todavía incontestable de Zarrías, que controla la ejecutiva provincial dirigida por Reyes y es además número 4 de la del federal. El trueque de paz por listas para el congreso federal y las autonómicas empezó la pasada semana en Jaén.
Una semana después, rueda la segunda cabeza política de otro candidato municipal. Juan Carlos Usero, expresidente de la Diputación de Almería, secretario general del PSOE local y candidato a la Alcaldía, dimite del único cargo que le restaba tras quedarse casi solo al frente de una ejecutiva local sobre la que no encontró ni quorum para convocar un congreso extraordinario la noche del jueves. El 22M el PSOE obtuvo sus peores resultados municipales en Almería, donde el PP superó al PSOE en 20 puntos. El 20N, la brecha se agrandó.
Clima tenso
Almería también lastra una crisis antigua en la que se sitúan dirigentes de la etapa de Chaves, en colisión con la gente de Griñán. El sector crítico ha estado encabezado por el exconsejero Martín Soler. La crisis tuvo su momento álgido el pasado junio cuando se descabalgó de la secretaría provincial a uno de los suyos, Diego Asensio.
El senador se fue no sin antes arremeter contra Griñán, al que llamó «autoritario». Días antes José Antonio Amate, exportavoz municipal, se había despachado a gusto acusando al tándem Asensio -Soler de hundir al PSOE en Almería y de llevar el partido como si fuera «su propio cortijo». En este clima de cuchillos, el PSOE regional logró imponer a un hombre, José Luis Sánchez Teruel, al frente de la secretaría provincial. Este no ha podido frenar la nueva crisis del PSOE local, cuya solución no pasará por una gestora, según avisó Griñán.
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