El análisis

Kayros
Periodista

Estos días prenavideños se prestan al cultivo de la ingenuidad infantil como reacción muy humana contra el desorden del mundo, pero lo cierto es que si queremos arreglar las cosas debemos volver sobre ellas con el pensamiento crítico. El Comité Provincial del PSOE, máximo órgano entre congresos, se ha reunido para analizar la derrota del 20-N. En medio de una doble crisis, la de la economía mundial y la propiamente interna del partido, necesitarán mucho análisis y no poca reflexión para dar con las causas remotas y próximas de la debacle socialista almeriense.

Para mí el primer factor es el tiempo. Tantos años ya en el poder a cubierto de la Junta han ido laminando el entusiasmo, primero, al mismo tiempo que aumentaban los placeres inherentes al disfrute del cargo. Esto pasa siempre en los partidos y hasta en los grandes imperios. Dicen que el socialismo brotó como consecuencia de lo que el cristianismo se había ido dejando por el camino. Por tanto el problema es más bien moral, no de ejecutivos ni de gestoras. Eso de que el primero en hacerse rico sea el que más predica la honradez y el sacrificio acaba siempre por rebelar a la ciudadanía.

La desafección antisocialista viene de años atrás. Se iban perdiendo ayuntamientos importantes, el más significativo el de Almería, que rige el PP desde hace varias legislaturas, pero el PSOE almeriense no reaccionaba. El pueblo, sí. La oposición tampoco perdía el tiempo montando una de las campañas más constantes y más destructivas de que se tiene memoria.

 Ahora dicen que Rajoy va a seguir la política de austeridad y de reformas impulsada por Zapatero, pero, bueno, la ambigüedad calculada ya no la necesita. Hay una razón subyacente por encima o por debajo de los números y es la madurez de los públicos. Existe una clase media fluctuante que no sigue el viejo esquema de ricos y pobres o de patronos y obreros. A esta gente ya no se le puede alimentar con simple ideología, sino con realizaciones concretas, y si ve que el socialismo es un fracaso en toda Europa por culpa de la crisis financiera, pues ¿qué van a hacer sino ponerse en manos de la derecha? Ahora solo queda esperar.

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