Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Escuchando las primeras palabras de Carmen Crespo en su comparecencia ante los medios de comunicación en Almería llama la atención el énfasis puesto en la palabra "su" cuando se refiere a que sido nombrada por Mariano Rajoy para ser la delegada de "su" gobierno en Andalucía. Al oirla recordé cómo el socialista Juan Callejón me decía en su despacho de delegado del Gobierno andaluz en Almería que muchas veces se pretendía de él que fuera prácticamente el representante de los almeriense ante el Gobierno andaluz, cuando era justo lo contrario. Me comentaba en aquella ocasión que su misión era llevar a Almería las políticas del Gobierno andaluz, y que para trasladar a ese Gobierno las demandas de los almerienses estaban los parlamentarios, y que ese era más o menos el modo en que estaban organizadas las cosas.
María del Carmen Crespo, nueva delegada del Gobierno en Andalucía, junto a Gabriel Amat, presidente del Partido Popular en Almeria |
Es por eso que cuando en estos días chorreen en algunos medios de comunicación las alabanzas a la sabia decisión de Rajoy, al compromiso que tiene con Almería y que se demuestra en este nombramiento, pues haríamos bien en recordar -y es que serán los mismos- lo buenísimo que iba a ser para esta provincia un consejero almeriense de Agricultura, y que sería la leche embotellada y pasteurizada cuando lo pasaron a Innovación; y qué decir de quienes defienden que el madrileño que se ocupa de la cartera de Empleo es la cuota almeriense en el Gobierno andaluz, o que la valenciana que preside nuestro Parlamento es signo de lo importante que es Almería en el organigrama administrativo de la Junta de Andalucía.
Nada de eso nos ha ido bien. Almería no se ha visto beneficiada ni mucho menos por haber tenido consejeros, pero tampoco por tener cargos relevantes en la Administración del Estado, y podríamos citar la "velocidad" a la que viene el soterramiento, o la A-7, por no seguir.
Quien mire el nombramiento como una cuota se equivoca. Rajoy lo ha dejado claro, no ha hecho un gobierno paritario numéricamente, y aunque tiene sólo cuatro ministras, pero sólo hay una vicepresidencia y la ostenta una mujer, y además tiene más poder del que nunca tuvo ese cargo.
No es cuestión de cuotas. Crespo ha sido vicepresidenta de la Diputación, ha ganado tres veces con mayoría absoluta la alcaldía de Adra, y como parlamentaria andaluza se ha ocupado de temas de Justicia, asuntos europeos, salud y ha trabajado sobre la ley de régimen local. Pero para valorar aún más su presencia dentro del PP podemos recordar que se habló de ella como candidata muy seria a presidir esta formación en Almería en aquellos años convulsos y que al final acabaron colocando con Gabriel Amat en ese puesto; pero es que también ella iba a ser la número uno al Parlamento de Andalucía por Almería cuando Javier Arenas decidió concurrir como candidato a la presidencia del Gobierno por esta provincia, y eso fue lo que la relegó al número dos, un número dos que en realidad seguía siendo un número uno.
Insisto, no es cuestión de cuotas, es cuestión de quien la ha nombrado ha considerado que es la persona adecuada para el puesto, independientemente de que la naturaleza haya determinado que sea mujer, o las circunstancias la hicieran ver la luz en Almería.
Sí es normal que cuando sentimos que esta provincia tiene graves carencias, y que éstas, a pesar de lo alto que han subido algunos almerienses y del poder que han tenido, no se han resuelto, pues cuando cambia el partido del Gobierno, cuando son personas nuevas, personas que han estado dando la batalla en la reivindicación, es comprensible que tendamos a pensar que se nos tendrá en cuenta al fin. Carmen Crespo conoce perfectamente la realidad almeriense, pero ahora es la delegada de "su" Gobierno, del de Rajoy, en Andalucía... ni siquiera es la representante de Andalucía ante el Gobierno central.
Va todo eso porque llama la atención que desde el PSOE de Adra se le pida que su gestión sea fructífera para ese municipio, en especial en relación a las infraestructuras. Llama la atención porque el PSOE ha estado casi cuatro años gobernando desde Madrid y más de treinta desde Sevilla. Hasta hace seis meses también controlaba la Diputación. Tiene una presidenta en el Parlamento de Andalucía, un consejero, muchos parlamentarios... Lanzar ese mensaje de las infraestructuras a alguien que ni ha prometido aún el cargo, y cuando el Gobierno central sólo ha hecho un consejo de ministros... Bueno, el consejero de Empleo -"almeriense" él- no parece estar demostrando ningún trato especial hacia Almería a pesar de ser la que más paro tiene de Andalucía.
Lo que sí es cierto es que con este nombramiento lo que sí nos aseguramos es que hay alguien con preparación, conocimiento y sensibilidad suficientes como para que Almería no sea una provincia olvidada o relegada durante los próximos cuatro años. Enhorabuena.
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