La bendición del PSOE de Andalucía

Isabel Morillo
Periodista

Nunca como ahora había podido José Antonio Griñán exhibir su poder interno como secretario general del PSOE andaluz. Griñán, que hace dos años reclamó que el líder de los socialistas andaluces era él y precipitó un congreso extraordinario para poner fin a la bicefalia y relevar a Manuel Chaves, tiene ahora la sartén por el mango. Ayer Alfredo Pérez Rubalcaba, que oficializará su candidatura en 24 horas, tomó café en su casa. Un día antes la exministra de Defensa, Carme Chacón, destacó en un tuit que celebraba la Navidad en Olula -Almería- y le decía al presidente lo que quería oír: que lo importante son las elecciones andaluzas. Él reparte piropos y ánimos, pero sin decantarse.

Andalucía siempre ha sido una federación crucial. Aporta el 25% de los delegados al congreso que se celebrará en Sevilla los días 2 y 3 de febrero. Pero es que además Andalucía se ha convertido en la única gran comunidad (además del País Vasco) gobernada por el PSOE. Una realidad amenazada por unas elecciones autonómicas que, se separaron de las generales intencionadamente, se prevén a finales de marzo, y -según las encuestas- pueden poner fin a 30 años de hegemonía socialista. Como dicen ya muchos, "este es el peor momento para que el PSOE pierda en Andalucía".

Sin esta comunidad el PSOE deberá resetearse partiendo de cero. Resurgir literalmente de sus cenizas electorales porque no tendrá poder al que agarrarse. Esto lo vio claro Griñán la noche del 20 de noviembre, cuando los móviles y ordenadores de San Vicente escupían datos que confirmaban la peor debacle del socialismo en la democracia española. Al día siguiente, se plantó con un mensaje: el próximo congreso federal que debía elegir a un secretario general para el PSOE debía de ser el punto de partida para la remontada y tener su mirada puesta en Andalucía.

Un cónclave vital para el futuro del socialismo se convertía además en la llave, según Griñán, con la que pueden salvar las autonómicas y frenar la sangría de votos. Fue una primera declaración de intenciones que Ferraz accediera a desplazarse a Sevilla para celebrar el cónclave. (También lo hará el PP una semana después). Aunque después los dos manifiestos lanzados que daban el pistoletazo de salida oficial a la pugna interna, se olvidaron del poder andaluz.

Griñán -que no oculta que aspira a que Andalucía ocupe un área de peso como la Secretaría de Organización- alzó la voz y el aldabonazo ha surtido efecto. Chacón, que en breve dará el paso, mandó sus mimos a Griñán vía Twitter y Rubalcaba se subió al AVE.

El encuentro entre Griñán y Rubalcaba se produjo ayer tarde en casa del presidente. También estuvo la mujer de Griñán, informaron los socialistas. El lugar fue elegido para dejar claro que era un cita "personal y amistosa", que se convirtió en un "café largo" donde "lógicamente se habló de política y del futuro del PSOE".
Sin embargo, insisten fuentes próximas al presidente, "a día de hoy Andalucía seguirá manteniendo un papel neutral" y llegado el momento "se tomará una posición". Horas antes Griñán sonreía ante la insistencia de los periodistas. ¿Le ha llamado Rubalcaba? "Hablo con él cada día, si no nos llamamos nos mandamos mensajes", respondió sin desvelar que en pocas horas tenían pendiente una conversación más, pero mucho más importante.

Ante los micrófonos, Griñán no se cortó: "Rubalcaba es la persona más inteligente que tiene el partido". Con él, recordó, compartió dos gobiernos y valoró que es "brillante, muy inteligente, tiene pasión por la política y es muy competente". Acto seguido también colmó de halagos a Chacón: es una mujer "bien formada universitaria y políticamente", "habla idiomas" y tiene "una edad superior" a la que tenía González, Aznar o Zapatero cuando fueron presidentes. A ella no le ve "ningún problema", acotó, para lamentar que esté sufriendo la "involución sobre igualdad" que considera se está produciendo en el país.

Griñán se mantendrá en esa "neutralidad activa" -ojo al término- y así ha pedido que actúen los dirigentes andaluces. Su modelo, lo dejó claro, es el 35º Congreso que lanzó a Zapatero. En esa cita sobre la mesa hubo varios nombres ("cuatro o cinco", recordó) y eso quiere: que no se tema "al ruido de la libertad". Cuando avance el proceso se reunirá con sus ocho secretarios provinciales y los oirá.

Entonces, vendrá el dilema. En su entorno hay quien le aconseja encarecidamente que no tome partido por nadie porque si apuesta por un candidato perdedor afrontará debilitado la cita con las urnas. Y le dan un aviso, el voto de los delegados es secreto y la disciplina no funciona en congresos en los que la gente "vota con el corazón". Si no, que recuerden ese 35º congreso, en el que el aparato oficial del PSOE-A apostó por Bono.

Otros piensan que es un cuestión "ética y moral" decir públicamente su opción. Él no sabe que hará. Y así, al parecer, se lo dijo a su amigo Alfredo mientras apuraban en casa un largo café.
(El Correo de Andalucía)

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