Miguel Ángel Blanco González
Periodista
Todo el mundo espera con ansiedad a que Mariano Rajoy tome posesión de su cargo como nuevo presidente del Gobierno y saque de una vez esas tijeras gigantes para recortar en todo “menos en las pensiones”. Es lo que España necesita para salir de la crisis. Es lo que le ha sugerido ya la agencia de calificación Moody’s, si quiere que el país vuelva a la buena senda y sea fiable en los mercados. De paso, anuncia posibles nuevas caídas de las calificaciones de los países de la Eurozona. Como todo el mundo sabe, el único interés que mueve a este tipo de agencias es el bienestar de los países y sus ciudadanos. Ni en broma están velando por el buen resultado de las inversiones de especuladores internacionales.
Casualidades temporales han querido que varias noticias coincidan en un mismo día. La advertencia (o amenaza, más bien) de Moody’s, por un lado. Por otro, el anuncio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de que el paro subirá en España hasta cerca del 23% y la economía solo crecerá un 0,3% durante 2012. Si no se toman las medidas necesarias ya, cuanto antes. Estas son las señales que nos llegan de fuera. Y luego tenemos las señales internas, las cosas que suceden en el país.
Así, descubrimos que el PP valenciano suma otra víctima en su saqueo de arcas públicas, en esta ocasión la empresa pública Emarsa, liquidada en julio de 2010 por quiebra, con un agujero de 17 millones de euros. Ahora se revela que altos cargos de este partido se habrían gastado en cosas tan necesarias para la labor del político como viajes con la familia, restaurantes con estrellas Michelin o pagos a empresas inexistentes hasta 30 millones de euros.
En el mismo día, una auditoría da a conocer que el recién quebrado Banco de Valencia concedió créditos por valor de 404 millones de euros a sus propios consejeros. Y el Tribunal Supremo ordena que el Caso Gürtel vuelva a la Audiencia Nacional. Asimismo, la Fiscalía decide que se debe investigar al aun ministro José Blanco por su implicación en el Caso Campeón, al apreciarse indicios de tráfico de influencias y cohecho. Y continúan las noticias sobre los desmanes de la SGAE y la empresa de Iñaki Urdangarín o sobre el Caso ERE en Andalucía.
Casualidades temporales han querido que varias noticias coincidan en un mismo día. La advertencia (o amenaza, más bien) de Moody’s, por un lado. Por otro, el anuncio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de que el paro subirá en España hasta cerca del 23% y la economía solo crecerá un 0,3% durante 2012. Si no se toman las medidas necesarias ya, cuanto antes. Estas son las señales que nos llegan de fuera. Y luego tenemos las señales internas, las cosas que suceden en el país.
Así, descubrimos que el PP valenciano suma otra víctima en su saqueo de arcas públicas, en esta ocasión la empresa pública Emarsa, liquidada en julio de 2010 por quiebra, con un agujero de 17 millones de euros. Ahora se revela que altos cargos de este partido se habrían gastado en cosas tan necesarias para la labor del político como viajes con la familia, restaurantes con estrellas Michelin o pagos a empresas inexistentes hasta 30 millones de euros.
En el mismo día, una auditoría da a conocer que el recién quebrado Banco de Valencia concedió créditos por valor de 404 millones de euros a sus propios consejeros. Y el Tribunal Supremo ordena que el Caso Gürtel vuelva a la Audiencia Nacional. Asimismo, la Fiscalía decide que se debe investigar al aun ministro José Blanco por su implicación en el Caso Campeón, al apreciarse indicios de tráfico de influencias y cohecho. Y continúan las noticias sobre los desmanes de la SGAE y la empresa de Iñaki Urdangarín o sobre el Caso ERE en Andalucía.
Parece que hay dinero de sobra, si sabes dónde buscar y con quién hacerlo.
Uno que debe de saber algo de economía ya que le dieron el Premio Nobel en 2001, Joseph Stiglitz, ha dicho en una entrevista publicada en El Mundo que le preocupa “que el PP apueste por más austeridad, que llevará a más paro. Más austeridad es un suicidio". Y da un consejo para salir de la crisis: “Si subes las tasas a los ricos y las bajas a los pobres y las clases medias, estimulas la economía”. Por último, recuerda que “los españoles no han votado para tener más austeridad. Han votado para tener más crecimiento”.
Visto todo el panorama en conjunto, me queda claro que Rajoy tiene que sacar las tijeras gigantes de los recortes cuanto antes. Otra cosa es que tenga que ponerse a cortar en todo. No es necesario. Los medios le están dando la pista. Los economistas que no están intentando hacer negocio con la crisis le advierten del resultado de hacer caso a los economistas que sí están intentando hacer negocio con la crisis. Y se ve que hay dinero, si tienes los amigos que hay que tener. Eso sí, mejor que se dé prisa, porque al ritmo que llevamos esos amigos van a acabar repartiéndoselo todo antes de que tenga tiempo de cortarles el cuello.
Uno que debe de saber algo de economía ya que le dieron el Premio Nobel en 2001, Joseph Stiglitz, ha dicho en una entrevista publicada en El Mundo que le preocupa “que el PP apueste por más austeridad, que llevará a más paro. Más austeridad es un suicidio". Y da un consejo para salir de la crisis: “Si subes las tasas a los ricos y las bajas a los pobres y las clases medias, estimulas la economía”. Por último, recuerda que “los españoles no han votado para tener más austeridad. Han votado para tener más crecimiento”.
Visto todo el panorama en conjunto, me queda claro que Rajoy tiene que sacar las tijeras gigantes de los recortes cuanto antes. Otra cosa es que tenga que ponerse a cortar en todo. No es necesario. Los medios le están dando la pista. Los economistas que no están intentando hacer negocio con la crisis le advierten del resultado de hacer caso a los economistas que sí están intentando hacer negocio con la crisis. Y se ve que hay dinero, si tienes los amigos que hay que tener. Eso sí, mejor que se dé prisa, porque al ritmo que llevamos esos amigos van a acabar repartiéndoselo todo antes de que tenga tiempo de cortarles el cuello.
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