Medidas no gratas

Kayros

Periodista

Sostiene Rajoy y por ósmosis sostiene igualmente Gabriel Amat que el nuevo gobierno del PP va a tener que tomar medidas duras para los españoles. Es más o menos lo que hizo Zapatero al quedar colgado entre las exigencias de la Merkel y su compromiso social. Solo que el PP da muestras de no temblar ante el hecho de dejar sin auxilio a las maltratadas o a las viudas de Castilla La Mancha.

Cuando delante de nosotros y sin haber tomado aún posesión de la Moncloa se hacen semejantes declaraciones pónganse a cubierto funcionarios, pensionistas, enfermos de la dependencia y demás gente desvalida que padece la asfixia de los productos tóxicos de la crisis financiera. Al parecer, lo que preocupa a Rajoy es cumplir con Europa y con las exigencias de los mercados. Tal como está el panorama podemos despedirnos, de momento, de la arcadia feliz que prometiera la derecha durante la campaña. Hasta por lo menos los primeros cien días de gobernanza conservadora vamos a estar oyendo dos argumentos igualmente tristes y paralizantes: uno, que Zapatero nos ha dejado una herencia envenenada, y dos, que mientras sigan las exigencia de las Merkel aquí no daremos un paso hacia el crecimiento.

Tal vez desde la distancia comprendamos mejor a Zapatero, quien se vio obligado a bajarle el sueldo a los funcionarios, aunque tampoco servirá ya de nada. Es probable también que tampoco se dignen explicarnos por qué vino la crisis, cuáles fueron sus causas, quiénes fueron sus beneficiarios y quiénes la están pagando precisamente por culpa de las medidas no gratas que ahora se arbitran.

Claro, que para digerir todo este conglomerado de injusticias se va preparando al pueblo con aquello de que la gente comprende cuando se le pide un sacrificio excepcional. ¿Por qué no comienzan por las altas esferas? ¿Es totalmente imprescindible que una presidenta goce de tres sueldos, o que una autonomía disponga de embajadas en el extranjero o que Canal Sur destaque corresponsales en medio mundo?

Este delirio de grandeza, diez y siete naciones dentro de una misma nación, nos ha llevado al parto de los montes. Se abrió la montaña y parió un ratón.