Javier Salvador
Periodista de Teleprensa
Hay una oferta en internet que anima a los periodistas en paro a trabajar para una empresa cobrando a euro la pieza. Hay otra que sube hasta dos euros la oferta, pero te obliga a hacerte autónomo y al mismo tiempo marca un máximo de artículos que el redactor puede publicar, con lo que apenas te da para pagar el seguro de autónomo ¿Es esta la realidad de la profesión? Pues no, esta es la realidad que entre todos hemos permitido que se convierta en un hecho, y principalmente por ese clientelismo que rezuma en la profesión, en los grandes y pequeños grupos, porque existe tal desconexión entre prensa y sociedad que los medios de comunicación viven casi exclusivamente de lo que entra de las administraciones. Y unas lo hacen de una manera y otras de otra, pero lo peor de todo es que vienen años muy malos para esta profesión si seguimos creyendo en ese modelo.
Me van a permitir que hoy escriba para mis compañeros. Sí, yo, a quien no le gusta nada dar consejos y de hecho nos lo voy a dar, pero quiero llamar a la reflexión. Que ayer otros cuatro periodistas se quedasen sin trabajo en Almería, tres de ellos por decisión puramente política que nada tiene que ver con la contención de gasto, es desgraciadamente un dato más de ese goteo que, para que lo tengamos claro, no va a parar.
No voy a defender a esos periodistas, ni tan siquiera voy pedir que la Asociación de la Prensa haga algo al respecto, porque poco tiene que hacer si también tiene que lidiar con administraciones para poder subsistir. Es decir, está más o menos igual de pillada que los propios medios de comunicación porque al final todo se reduce a un problema económico y cuando hablamos de Don Euro no hay ética, valores ni conciencia.
En Almería, por ejemplo, hemos permitido que administraciones como Ayuntamiento o Diputación Provincial decidan a quién mandan información y a quién no, pasándose por el forro de los cojones el artículo 20 de la Constitución. Es decir, una censura estúpida, porque lo que está claro es que quien no envía información a un medio no puede quejarse luego de cómo le tratan ni de que le publiquen o no.
En Almería, en Andalucía y en España en general, hemos dejado que sean los políticos y no la audiencia quien decida qué publicidad le corresponde a cada medio de comunicación, y con ello sólo hemos logrado convertir a los medios de comunicación en meros servidores de las administraciones.
Se puede culpar a la dirección, pero no es el camino. La culpa es nuestra, de los profesionales, porque no hemos hecho bien nuestro trabajo, por lo menos en lo que al lector, en lo que al ciudadano, se refiere. Nadie se identifica con lo que hace un periodista, muy pocos ven en esta profesión un pilar de este juego democrático porque hemos callado cuando los partidos se han garantizado sus propios medios o directamente han comprado la voluntad de otro. Y ojo, que quien se deja comprar igual sólo intenta garantizar que los pocos periodistas que aún tiene en su plantilla puedan cobrar a final de mes.
¿Cómo se arregla? Muy sencillo. Devolviendo a esta sociedad las ganas de defender sus periódicos o a los periodistas. Denunciando los atropellos, la conducta inmoral de los políticos cuando sean protagonistas de hechos deleznables, contándolo todo y desde todas las ópticas, generando firmas que el lector entienda que son de confianza. Volver a aquello de que si lo dice el periódico será verdad y no como ahora que sólo tienen que ir al de enfrente para encontrar la versión contraria.
Las administraciones, ahora más que nunca, se lanzan a la compra de medios de comunicación. Los cargos no quieren escándalos porque han sido advertidos desde Madrid: “No habrá piedad con las conductas inmorales”, y algunos han entendido que la mejor forma de evitar que eso suceda es comprarse los medios durante cuatro años para que pase lo que pase no lo cuenten. Pero claro, ahora, para hacer periodismo no hay que tirar papel en una rotativa, y ahí compañeros, se esté en activo o en el paro, es donde está el campo de batalla, porque esta guerra va de recuperar respeto y eso sólo sucede cuando se destapa la verdad para que la gente se entere. No hablo sólo de sacar al concejal que ha dejado preñada a la cajera o del diputado liado con la de prensa que olvida su función de informar para convertirse en censora, sino de vigilar y contar lo bueno y lo malo, pero no callar lo malo. Entonces, sólo entonces, volverá la publicidad privada porque la gente se conectará a los medios de comunicación por el hecho de encontrar en ellos toda la verdad y no sólo una parte.
Me van a permitir que hoy escriba para mis compañeros. Sí, yo, a quien no le gusta nada dar consejos y de hecho nos lo voy a dar, pero quiero llamar a la reflexión. Que ayer otros cuatro periodistas se quedasen sin trabajo en Almería, tres de ellos por decisión puramente política que nada tiene que ver con la contención de gasto, es desgraciadamente un dato más de ese goteo que, para que lo tengamos claro, no va a parar.
No voy a defender a esos periodistas, ni tan siquiera voy pedir que la Asociación de la Prensa haga algo al respecto, porque poco tiene que hacer si también tiene que lidiar con administraciones para poder subsistir. Es decir, está más o menos igual de pillada que los propios medios de comunicación porque al final todo se reduce a un problema económico y cuando hablamos de Don Euro no hay ética, valores ni conciencia.
En Almería, por ejemplo, hemos permitido que administraciones como Ayuntamiento o Diputación Provincial decidan a quién mandan información y a quién no, pasándose por el forro de los cojones el artículo 20 de la Constitución. Es decir, una censura estúpida, porque lo que está claro es que quien no envía información a un medio no puede quejarse luego de cómo le tratan ni de que le publiquen o no.
En Almería, en Andalucía y en España en general, hemos dejado que sean los políticos y no la audiencia quien decida qué publicidad le corresponde a cada medio de comunicación, y con ello sólo hemos logrado convertir a los medios de comunicación en meros servidores de las administraciones.
Se puede culpar a la dirección, pero no es el camino. La culpa es nuestra, de los profesionales, porque no hemos hecho bien nuestro trabajo, por lo menos en lo que al lector, en lo que al ciudadano, se refiere. Nadie se identifica con lo que hace un periodista, muy pocos ven en esta profesión un pilar de este juego democrático porque hemos callado cuando los partidos se han garantizado sus propios medios o directamente han comprado la voluntad de otro. Y ojo, que quien se deja comprar igual sólo intenta garantizar que los pocos periodistas que aún tiene en su plantilla puedan cobrar a final de mes.
¿Cómo se arregla? Muy sencillo. Devolviendo a esta sociedad las ganas de defender sus periódicos o a los periodistas. Denunciando los atropellos, la conducta inmoral de los políticos cuando sean protagonistas de hechos deleznables, contándolo todo y desde todas las ópticas, generando firmas que el lector entienda que son de confianza. Volver a aquello de que si lo dice el periódico será verdad y no como ahora que sólo tienen que ir al de enfrente para encontrar la versión contraria.
Las administraciones, ahora más que nunca, se lanzan a la compra de medios de comunicación. Los cargos no quieren escándalos porque han sido advertidos desde Madrid: “No habrá piedad con las conductas inmorales”, y algunos han entendido que la mejor forma de evitar que eso suceda es comprarse los medios durante cuatro años para que pase lo que pase no lo cuenten. Pero claro, ahora, para hacer periodismo no hay que tirar papel en una rotativa, y ahí compañeros, se esté en activo o en el paro, es donde está el campo de batalla, porque esta guerra va de recuperar respeto y eso sólo sucede cuando se destapa la verdad para que la gente se entere. No hablo sólo de sacar al concejal que ha dejado preñada a la cajera o del diputado liado con la de prensa que olvida su función de informar para convertirse en censora, sino de vigilar y contar lo bueno y lo malo, pero no callar lo malo. Entonces, sólo entonces, volverá la publicidad privada porque la gente se conectará a los medios de comunicación por el hecho de encontrar en ellos toda la verdad y no sólo una parte.
Pero Javier Salvador, tu no estás bien de la cabeza, pero sí tu eres un mercenario del periodismo sin ser periodista. Pero si eres un busca vida, que te acercas al mejor postor, tu y tu esposa Elena. Que poca vergüenza tienes.
ResponderEliminarDonde te han dado a ti el título javier salvador, menos mal que te echaron de Alianza Popular, que ibas hasta con la camisa azul. Que poca vergüenza tienes. Sí no sabes ni hablar.
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